Revista Cultura y Ocio

Capote, Desayuno en Tiffany, de la literatura al cine

Publicado el 08 junio 2012 por Poli @FIPoli27
"Desayuno en Tiffany'" es, para algunos entendidos, la mejor novela de Truman Capote, junto a "A sangre fría". Acabo de terminarla y, sin dudas, es una gran obra de la literatura estadounidense que se debe leer antes de morir. 
Cometí un desliz: la leí después de ver la adaptación cinematográfica (Blake Edwards, 1961 con Audrey Hepburn y George Peppard). Y la película, claramente, condiciona la lectura. Así, uno no puede librarse de las imágenes de los actores cuando ve en acción a los personajes, ni dejar de ubicar los espacios según lo hizo el director. Acota la libertad de la imaginación que pone en movimiento la narrativa, eso que conduce de las palabras a las imágenes. A pesar de esto, y por ser un gran libro, la experiencia de la lectura está plenamente jusfificada y no pierde su riqueza. 
 La película es estupenda: Hollywood en estado puro. Años 60 en USA, confianza en el futuro como sinónimo de progreso indefinido. Y películas que siempre terminan con final feliz (Por estos días también vi "El apartamento" de Billy Wilder -1960- con Jack Lemmon y Shirley MacLaine, la misma marca de Hollywood: final feliz). 
Dos comentarios sobre este punto. 
1º No pude dejar de volver la mirada hacia el neorrealismo italiano que transcurría por la misma época y observar las diferencias entre Cinecitta y Hollywood. Más aún, hay una película que me vino a la mente porque se realizó en el mismo año y también tiene de personaje protagónico o coprotagónico a un escritor: "La dolce vita" (Federico Fellini, 1960). Fellini cierra la película con esa escena de final de fiesta a la orilla del mar. Escena del desencanto con la existencia, un amanecer que deja al descubierto las ojeras de los participantes. "Desayuno en Tiffany's", en cambio, coloca su "the end" sobre una escena en la que, finalmente, se conforma una pareja (idéntico a "El apartamento"). En la escena final en Hollywood, hay esperanza, los protagonistas encuentran el camino de la felicidad. 
2º El segundo punto sobre el final tiene que ver con la confirmación de una inutición. Cuando vi "Desayuna en Tiffany" sospeché que el final podía estar modificado respecto a la versión literaria. En efecto, Capote empieza y termina la novela con el narrador preguntándose que será de la pequeña Holly (Audrey Hepburn), sabiendo que la felicidad para ella no es posible. Paradójicamente, Capote se ubica en el camino de Fellini, no en el de Hollywood que lo adaptó.
Miren la escena inicial de la película con la belleza desamparada de Holly (Hepburn), llegando en taxi, seguramente de una larga noche, para tomarse su desayuno, sola, frente a ese lujo extremo, la vitrina de Tiffany de Manhatan en la Quinta Avenida desierta. Belleza, cierto desamparo y sensación de paraíso perdido, o eso es lo que me parece. Ayuda a ese sentimiento Moon River, ese clásico de Henry Mancini, que se inmortalizaría a partir de este film.
Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".

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