Como queríamos pasar el día completo en esta isla para poder ver lo más posible, desembarcamos muy pronto del Constellation y rápidamente nos dirigimos a tomar el barco trasbordador que nos llevaría a Capri. En menos de una hora, y tras atravesar la Bahía de Nápoles, el barco nos dejó en la Marina Grande y a paso ligero, o trote cochinero como dirían algunos, fuimos al funicular en la Plazoleta Vittoria, para intentar adelantarnos al resto del pasaje del trasbordador de Nápoles. Y menos mal que nos adelantamos a la mayoría, porque de todas formas nos tragamos más de media hora de colas. A medida que íbamos ascendiendo por la vía se iba abriendo un paisaje espectacular que acabaría de culminar en la parte alta, una vez que abandonamos el funicular, y esa perspectiva que nos ofreció el mirador por primera vez fue sencillamente inolvidable.
Puerto de la Marina Grande
Vistas desde Sopramonte con el Castello al fondo
Pequeñas iglesias en rincones recoletos
Los restaurantes exponen las fotografías de sus ilustres comensales
No todos los clientes de los comercios son turistas
Villa Pompeiana
San Stefano
La famosa Piazzeta de Capri
Yates atracados en Marina Grande