Me considero caprichosa aunque esté mal visto y alabo el gusto y el capricho de la duquesa que dio lugar a este frondoso parque, tan recóndito, que las dos veces que he ido me ha costado ruegos y preguntas a los vecinos de la Alameda de Osuna para dar con él.
María JosefaPimentel (1752-1834) era una de las mujeres más inteligente de su época. Tenía uno de los salones literarios más importantes de Madrid, era gran admiradora del arte y mecenas de importantes personajes, entre ellos Goya.
Por eso no sorprende que para la creación del jardín de su finca trajese a los mejores artistas y jardineros a los que ella misma supervisó para convertirlo en su particular paraíso donde dar rienda suelta a sus extravagancias.
El nombre del Capricho tiene su origen en los varios decorados que se inventaba esta mujer para sorprender a sus invitados en las afamadas fiestas que celebraba. Uno de ellos que aún se conserva es "La casa de la vieja"; simulaba una cabaña de campesinos habitada por una familia de autómatas que se dedicaban a sus labores campestres .
En cada esquina del parque encontramos curiosas historia que seguramente pasan desapercibidas a los sorprendidos visitantes.
Por ejemplo, El columpio, Las cuatro estaciones, La merienda campestre o La pradera de San Isidro de Goya estaban colgadas en las habitaciones del palacio.
El laberinto de laureles, conservado hoy tal y como lo tuviera la duquesa, era el lugar favorito para el escondites y los juegos amorosos.
En este templete de Baco se rodaron algunas de las escenas de la película "Doctor Zhivago" (y adelanto que no es el único lugar de Madrid que aparece en ella).
Algo que no vi pero que nos muestran con fotos impresionantes en abandonalia es el entramado de búnkers que aún se conservan de cuando el parque fue Cuartel General del Ejército del Centro en la guerra civil.
Más alegre es el pequeño estanque que da una total tranquilidad y nos refresca los suspiros en estas últimas tardes de verano.
Pero lo que más me gustó fue el salón solitario de moqueta de tierra, columnas de madera y techos de hojas verdes por las que se filtran sólo los necesarios rayos de sol. Una perfecta arquitectura, la de la primera foto.