Capullo pasota

Por Saval

La tercera persona que va a escribir aquí un domingo es otra chica. Dice que se le ocurrió el tema al leer esta entrada. Ella va a permanecer en el anonimato pero podéis leer su blognovela.

Os recuerdo las entradas de las dos invitadas anteriores: Lydia y aventurer@sentimetal.

Hace unas semanas, cuando leí en este blog la entrada sobre los capullos, eché muchísimo de menos a mi “favorito”: el “capullo pasota”. El “capullo pasota” es ese hombre que es un capullo y que suelta en un momento determinado las cuatro palabras mágicas: “No quiero nada serio”. A esas cuatro palabras mágicas suelen seguir meses de angustia, de persecuciones, de lágrimas y de pataletas por parte de la chica. Y bastante pasotismo por parte del chico.

Quede claro que estoy hablando de chicos porque es lo que conozco, porque yo soy chica y soy hetero. No sé si también existe la “capulla pasota”. Si alguien está en el caso, seguro que me entiende independientemente del sexo que utilice en el post.

Hay varios rasgos que ayudarán a reconocer a un “capullo pasota”, aunque no todas las chicas corren el mismo peligro de caer en sus redes. Estoy convencida de que los “capullos pasotas” saben escoger a sus víctimas y también estoy convencida de que las víctimas son mujeres a las que les gustan los retos y que sueñan con conseguir lo que nadie ha conseguido hasta el momento.

El mejor anzuelo del “capullo pasota” es el típico “yo nunca me enamoro”. También funcionan, aunque con menos intensidad, los “no creo en la fidelidad” o “no quiero atarme a nadie”.

Y ahí, justo cuando esa frase sale de la boca del “capullo pasota”, es cuando se decide el futuro.

Estoy convencida de que, en el momento en el que el “capullo pasota” suelta el anzuelo, las mujeres que son sensatas disfrutan el momento y se retiran. Las que no somos sensatas, empezamos a correr detrás de una meta que cada vez se aleja más y más.

Podría contar mi historia con un “capullo pasota”, pero no tiene mucho glamour y es bastante aburrida.

Vamos a hablar de un “capullo pasota” mucho más atractivo, entretenido y con mucha más pasta de la que sueña cualquier “capullo pasota” al uso: Mister Big.

A estas alturas de la vida, casi con total seguridad que la mayoría de la gente que está leyendo esto habrá visto algún episodio de “Sexo en Nueva York”. Para los/as que no, ahí va una breve descripción: Mister Big es el no-novio de Carrie Bradshow (Sarah Jessica Parker) en “Sexo en Nueva York”. Es un “capullo pasota” en toda regla.

Le dice que no la quiere, se casa con otra, luego vuelve a tontear con Carrie y, al final, se queda con ella.

Luego hay una película que sirve como continuación a la serie y también al tormento de la relación. En la gran pantalla, la que la deja plantada en el altar pero, al final, vuelve y se casa con ella.

Vale, esto es todo mentira. Solo pasa en las series y en el cine.

Si estas pillada o pillado por un “capullo pasota” tienes que saber desde ahora que, en el 99,9% de los casos que he vivido/visto fuera de la pantalla, el “capullo pasota” nunca cambia.

Lo siento, es así.

Se acabó la fiesta.

A lo mejor disfrutas buscándolo sin parar y viendo como te ignora cada vez que lo necesitas. A lo mejor te gusta llamarlo y llamarlo sin que te coja el móvil para que, en unos siete días, de señales de vida sin explicación ninguna y se escude en el manido “yo soy así”.

Si te gusta lo que tienes, adelante.

Si quieres una relación de igual a igual, en la que los dos contéis lo mismo, sal de ahí.

En serio, esto no es autoayuda. Es realidad.

No soy más lista que nadie y desperdicié muchos años de mi vida corriendo detrás de un “capullo pasota”.

Leí libros de autoayuda, en los que hablaban de relaciones entre ansiosos y pasivos y llegué a pensar que era mi caso. Luego me di cuenta de que no, de que yo no era ansiosa, era una persona normal.

Y de que él no era pasivo, si no PASOTA. Así, con todas las letras y en mayúsculas.

Me irrita muchísimo que los “capullos pasotas” estén de moda y se me ocurren muchos ejemplos, tanto fuera como dentro de la pantalla. Todos los que salen por la tele, al igual que Mister Big, cambian en brazos de la chica adecuada.

Mi “capullo pasota”, por si alguien todavía lo dudaba, nunca cambió.