La cabecera Unknown Worlds of Science Fiction englobaba una serie de adaptaciones de grandes narradores del género como Harlan Ellison, Larry Niven y Frank Herbert, y relatos originales de guionistas de la casa como Bruce Jones, Roy Thomas y Gerry Conway. A España esta revista llegó de la mano de las horribles impresiones de la mítica editorial Vértice, con sus descuidadas reproducciones y sus imaginativas traducciones. Fue una aventura de vida corta que retomaba en cierto modo los presupuestos de inciativas como las emprendidas en las décadas anteriores por EC y Warren, respectivamente. Los dibujantes eran de lo mejorcito que se podía encontrar entonces en La Casa de las Ideas, autores inquietos como Neal Adams, Gene Colan, Gray Morrow, Alex Niño…
Las historias de Ellison serían profusamente llevadas al comic durante toda la etapa en que duró Unknown Wolds of Science Fiction en el mercado. Para entonces ya era un autor ampliamente conocido en el circuito aficionado, con docenas de premios y centenares de
Este cuento proponía una distopia inspirada en los escritos del filósofo Henry David Thoreau y en las acciones de figuras de la Resistencia Civil como Gandhi y Martin Luther King. Narra la historia de un hombre común que se enfrenta a la maquinaria de un Estado omnipresente y totalitario à la 1984, que controla la vida de sus ciudadanos hasta dentro de sus casas. En un futuro más o menos inmediato el tiempo es el principal valor, todo está medido y reglado, y quien malgasta su tiempo es perseguido por el Estado como un delincuente. Roy Thomas, a la sazón Editor en Jefe de Marvel, se encargó de escribir el guión con su habitual estilo solvente. Thomas siempre es un brillante adaptador de material ajeno y su trabajo en Arrepiéntete Arlequín es casi una réplica del cuento original palabra por palabra.
La obra de Ellison es magnífica, pero el psicodélico arte de Alex Niño la engrandece aún más. Su trazo corre entre la caricatura histérica y la influencia expresionista del cine mudo. Cada página es una visión desquiciada producto de una imaginación desbordante, con unas composiciones intrincadas, pero que guían la lectura con precisión. El fino humor del artista convierte a los policías en enanos cabezones extraídos de una película de Stan Laurel y Oliver Hardy, y las figuras antagonistas, el Arlequín y el Hombre Tic-Tac son dos caras de la misma moneda, con una apariencia que discurre paralela, como el negativo de una fotografía. Con cada nueva lectura se pueden encontrar más detalles y más mensajes escondidos por el dibujante, que enriquecen el significado de la historia.
Alex Niño, crearía muchas más obras maestras, pero esta es la mejor puerta de entrada a su apasionante mundo. A sus 70 años lleva dos décadas semiretirado del ambiente del comic y sólo vuelve puntualmente. Arrepiénte Arlequín es uno de sus trabajos fundamentales, seguramente el más personal, con el que se jugaba un puesto en los Estados Unidos y que le asentó como artista con nombre propio. Repent, Harlequin! Said the Ticktockman es entretenídisima historia de ciencia-ficción, descorazonadora, pero cargada de sentido del humor, magistralmente escrita y adaptada inmejorablemente en una publicación fundamental, Unknown Wolds of Science Fiction, que está reclamando a gritos una reedición. Mi percepción de este cuento permanecerá por siempre unida a las imágenes alucinadas de Niño. Una metáfora totalmente actual sobre los Estados prohibicionistas que se meten en la vida privada de los ciudadanos, no sé si les suena.
Fran G. Lara