Panini Noir no va por buen camino. No me refiero a ventas, de lo que no tengo la menor idea, sino en cuanto a cumplir expectativas. La etiqueta con la que se vende en España la línea de Vertigo Crime ni es tan Vertigo, ni es tan Noir. Mientras seguimos a la espera de que acaben haciendo algo que realmente deslumbre, llega El Ejecutor, la última entrega de la colección por el momento. Con guión de Jon Evans y dibujos de Andrea Mutti, esta es, probablemente, la historia menos negra que ha publicado Panini Noir hasta la fecha, pero tampoco incluye ninguno de los elementos fantásticos que Vertigo acostumbra a introducir en sus relatos. El Ejecutor es un comic de intriga psicológica, con moderados elementos de tensión y una investigación que descubrirá unos cuantos crímenes terribles, unos sucesos del pasado que estaban ocultos y que volverán.
Lo que hace que El Ejecutor sea un comic anodino es el exceso de lugares comunes en los que cae. El guión de Evans tiene pocas sorpresas, poco mordiente, y a pesar de contar una historia enrevesada, tampoco va muy allá en el aspecto del interés. No engancha en ningún momento y el protagonista es una vez más el típico deportista universitario con un gran futuro por delante que ve su carrera truncada por una lesión. El dibujo del italiano Mutti es correcto, recuerda más al que podemos ver en las clásicas intrigas históricas de la BD que al más experimental norteamericano, pero es un poco estático y sin destellos de brillantez. Seguramente el haberlo leído a continuación de la segunda parte de Parker de Darwyn Cooke no le ha hecho ningún favor a El Ejecutor y hace que la sensación de decepción sea aún mayor. Resuelto de forma monótona y se queda, como dijo Víctor Jara, en ni chicha ni limoná.