Cara y contracara del pensamiento emprendedor

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

El mayor capital de un emprendedor radica en su pensamiento original, audaz y atrevido. Esa mentalidad bien manejada, es de un valor incalculable; descontrolada, sin embargo, puede ser una maldición.

Tener muchas buenas ideas todo el tiempo es una complicación. Los emprendedores lo saben bien: para tener una empresa exitosa se necesita un buen capital de ideas originales, creativas, efectivas; pero tener demasiadas.

Ese es el problema que enfrentan hoy los emprendedores. No saber en qué idea hacer hincapié y perder de vista cuáles son realmente buenas para el negocio. Ser la cabeza de una compañía da poder y es sabido que el poder es parecido a una droga. No pasar las ideas por un “tamiz” de personas de confianza pero también críticas puede ser fatal.

Para remediar este problema es importante discutir las ideas con un equipo gerencial. Aunque el proceso puede resultar tedioso – los emprendedores son apasionados; los gerentes más racionales- es muy práctico: si el emprendedor se ha sabido rodear de personas inteligentes y críticas, que sepan decir que no, el resultado final valdrá la pena. Es cierto que los emprendedores sienten que sus ideas son como bebés a los que deben proteger con uñas y dientes pero deben hacer un esfuerzo para alejarse de esa idea. Algunas no son tan buenas o, en todo caso, necesitan esperar un mejor momento para ser lanzadas o modificadas de alguna manera.

Claro que para asegurar el crecimiento de la organización conviene estabilizar otros factores. Acá se ofrecen 10 consejos:

1) Haga buen casamiento. Casarse con la persona indicada es importante por muchas razones. Una de ellas es que la confianza de un matrimonio permite decir cuándo una idea es ridícula y cuándo vale la pena.

2) Contrate buenos empleados. Parece un consejo obvio pero no lo es: no solo es necesario talento sino también carácter. Rodearse de obsecuentes no es nunca una buena idea. Un emprendedor necesita un equipo que le cuestione todo el tiempo.

3) Forme un equipo para desarrollar y discutir ideas.

4) Explique de manera elocuente los problemas y las oportunidades que presenta una idea

5) Presente sus ideas al máximo nivel gerencial.

6) Sea paciente. No venda sus ideas al mejor postor. Trate de discutir cada oportunidad con calma y de manera racional. Si los ejecutivos sienten que el emprendedor les está tratando de vender una idea suya tal vez se predispongan a rechazarla.

7) Pida que los ejecutivos expliquen cómo se podría llevarla a la práctica sin perjudicar los proyectos actuales de la compañía.

8)En un pizarrón piense en todas las razones por las que no sería conveniente seguir adelante con el proyecto. Luego, haga lo mismo pero al revés: explique por qué es una idea ganadora.

9) Escuche por lo menos la mitad de lo que habla. La opinión de los demás puede ser valiosa.

10) La más difícil: esté preparado para modificarla o matarla.

En definitiva, si un emprendedor pudo armar una empresa, no puede hacer lo que quiere cuando quiere. Si las organizaciones crecen es lógico que se contraten personas talentosas y críticas, capaces de dar su opinión y limitar los alcances perjudiciales de las ideas cuando no son buenas para el negocio.

Fuente: Revista Mercado

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