El cangrejo americano es una especie invasora. La introducción en España situó al cangrejo autóctono (Austrapotamobius pallipes) al borde de la extinción debido a que el cangrejo americano era portador de un hongo patógeno que no provoca su muerte pero que sí provoca la muerte del cangrejo autóctono. Lo más razonable es erradicar la presencia de este cangrejo de los ríos y humedales españoles para que todo vuelva a la normalidad. Pero quizá no es una tarea sencilla. Junto con el cangrejo rojo, otras especies de peces no autóctonas habitan nuestras aguas continentales. Durante años la introducción de algunas de estas especies ha sido realizada por los que deberían haberla evitado. Los ríos han sido tan intervenidos y tienen tantas especies introducidas que es difícil que algún día vuelvan a ser lo que fueron antaño. Además hay que añadir que no hay una clara intención de erradicar las especies en cuestión. En Aragón, la especie invasora por antonomasia, el siluro (Silurus glanis), se puede pescar y devolver al agua sin problema en el Ebro. Esta timidez en erradicar las especies que nunca debieron habitar este río contrasta con la decisión y gasto en erradicar a aquellas que como el castor (Castor fiber) nunca deberían haber desaparecido.
El cangrejo americano es una especie invasora. La introducción en España situó al cangrejo autóctono (Austrapotamobius pallipes) al borde de la extinción debido a que el cangrejo americano era portador de un hongo patógeno que no provoca su muerte pero que sí provoca la muerte del cangrejo autóctono. Lo más razonable es erradicar la presencia de este cangrejo de los ríos y humedales españoles para que todo vuelva a la normalidad. Pero quizá no es una tarea sencilla. Junto con el cangrejo rojo, otras especies de peces no autóctonas habitan nuestras aguas continentales. Durante años la introducción de algunas de estas especies ha sido realizada por los que deberían haberla evitado. Los ríos han sido tan intervenidos y tienen tantas especies introducidas que es difícil que algún día vuelvan a ser lo que fueron antaño. Además hay que añadir que no hay una clara intención de erradicar las especies en cuestión. En Aragón, la especie invasora por antonomasia, el siluro (Silurus glanis), se puede pescar y devolver al agua sin problema en el Ebro. Esta timidez en erradicar las especies que nunca debieron habitar este río contrasta con la decisión y gasto en erradicar a aquellas que como el castor (Castor fiber) nunca deberían haber desaparecido.