Había estado lloviendo toda la noche y salió un claro y soleado día de primavera. Amaneciendo salí para prospectar los caracoles de un soto fluvial del río Cinca, en la provincia de Huesca. Es una zona donde se encuentran unos de los mejores sotos fluviales de Aragón, y que nunca dejan de sorprender a quien los visita. Tumbado sobre la hojarasca y escrudriñando cada centímetro del suelo observo, sin prestarle demasiada atención, un ejemplar del abundante Caracol común Helix aspersa. De repente, algo anormal hace que me fije en él, uno de sus tentáculos está “trifurcado”. Sorprendido por el hallazgo lo fotografío para inmortalizar la imagen de un animal que creo que nunca volveré a ver. Probablemente se trate de una malformación en uno de sus tentáculos pero también hubo quien me comentó que podría tratarse de un ejemplar parasitado por un platelminto del género Leucochloridium, uno extraño gusano con un ciclo de vida realmente curioso y uno de más fascinante y extraños que nos puede mostrar la naturaleza. La vida de este gusano discurre más o menos así:
Un caracol se alimenta tranquilamente de vegetales en los que hay presente un excremento de pájaro lleno de huevos de este parásito. Los huevos entran en el aparato digestivo del caracol, naciendo rápidamente las larvas y comenzando a desarrollarse en su interior. Tras alcanzar el tamaño adecuado se mueven hasta la parte cefálica, concretamente a las antenas, donde provoca un cambio radical en el comportamiento del caracol, haciendo que éste busque zonas altas, abiertas y expuestas, al contrario que sus congéneres no infectados, que permanecerán ocultos. Con este comprotamiento será presa fácil para cualquier pájaro, pero no contento, el parásito se desplaza por el interior de los tentáculos hasta los ojos, causando una espectacular transformación de los mismos, hinchados, palpitando y con una llamativa coloración que imita la apariencia de una oruga, ahora si que es un bocado irresistible para cualquier pájaro. Una vez ingerido, el parásito comienza a desarrollar su estado adulto, reproduciéndose en el aparato digestivo del ave y liberando nuevamente los huevos junto con las heces. Otro infortunado caracol consumirá nuevamente los huevos, cerrando el ciclo del Leucochloridium.
Os dejo un video localizado en la red en el que se ve el ciclo de este curioso parásito.