En el libro de Apocalipsis, encontramos las palabras del Cristo resucitado a las siete iglesias de Asia. A la iglesia de Sardis, le señaló: «Yo conozco tus obras, que tienes nombre [reputación] de que vives, y estás muerto» (Apocalipsis 3:1). El Señor sabía la verdad sobre ellos, y sin duda, en lo profundo de su ser, ellos también. Jesús les dijo que se despertaran y que fortalecieran su vida espiritual, que estaba a punto de morir (v. 2). Los instó a recordar la verdad que habían recibido y obedecido, y de la cual se habían alejado (v. 3).
Cuando el Señor nos muestra qué está mal en nuestra vida, siempre provee un remedio para que cambiemos. Si nos alejamos de nuestros pecados, Él nos perdona y nos fortalece para que empecemos de nuevo.
¡Cuán liberador es cambiar una falsa reputación espiritual por el carácter auténtico y vivificador que procede de conocer a Cristo nuestro Señor!
La verdadera prueba de nuestro carácter es lo que hacemos cuando nadie nos ve.
(Nuestro Pan Diario)