-que el nombre de la planta venga indicando con sus dos nombres latinos que marcan el género y especie, ya que conocer la planta solo por su nombre común puede ser peligroso, un ejemplo es la salvia, si la pedimos así podemos estarnos refiriéndonos a Salvia sclarea, con propiedades antiepilépticas o a Salvia officinalis que es abortiva.
-Deben indicar también la parte de la planta empleada, ya que cada parte puede poseer unos compuestos diferentes; en el caso de la canela, el aceite esencial obtenido de su raíz es dañino para el sistema nervioso pero sin embargo el obtenido de sus hojas es muy empleado para curar infecciones.
Además de estas tres características los laboratorios fabricantes de AE también suelen indicar “aceite 100% puro y natural”, es decir, que no contiene ningún otro tipo de aceite salvo el que se indica y que no se le ha añadido ningún otro componente tipo conservantes, etc. Así teniendo en cuenta estos puntos cuando compremos un AE, sabremos que es un aceite de calidad que conserva todas sus propiedades y que además nos garantiza que ese es el aceite que necesitamos exactamente para la dolencia que queramos tratar. Por eso para asegurarnos de comprar este tipo de aceites esenciales, debemos hacerlo en sitios adecuados, donde siempre habrá un profesional formado en la materia que nos explicará todo lo que necesitemos saber, y que nos garantizará la calidad de los aceites que estamos adquiriendo.
Ahora que ya sabéis cómo deben presentaros los aceites esenciales, en la próxima entrada de aromaterapia os explicaré las precauciones a tener en cuenta cuando los utilicemos.