La trayectoria de Pablo Trapero nos muestra que su cine, centrado más en la denuncia social y en la inducción a la reflexión sobre temas de calado colectivo que en las historias de corte dramático más convencional, siempre ha tenido una excelente acogida en festivales y entre la crítica, pero tales “bondades receptivas” no han venido acompañadas de resultados de taquilla en consonancia. No es el primero, ni es el único: casos como el suyo también son constatables en nombres como Ken Loach, Aki Kaurismäki o Emir Kusturica (por nombrar a otros cineastas bastante significativos). En el caso de “Carancho”, su componente argumental (un cruce entre el drama romántico que se plantea con la relación entre sus protagonistas, y la denuncia de un fenómeno que, al parecer, está bastante extendido en Argentina —el de las corruptelas que se tejen alrededor del aseguramiento de accidentes—) no apunta, al menos en principio, a un público de corte muy minoritario; pero está claro, eso sí, que no es la última de Judd Apatow... ¿Resultados? A comprobar. Ojalá el carancho (que, al fin y al cabo, y aun siendo un ave carroñera, es bastante más hermoso que el buitre —Trapero dixit—) alcance un vuelo alto.
* APUNTE DEL DÍA: volvemos de nuevo con la panorámica de los estrenos para la próxima semana; el enlace, aquí.
* Apuntes sobre el cine que viene L.-