“Está v., Señoría, abolutamente equivocado, hace ya mucho tiempo que mis amigos no pagan impuestos”. La frase es de Rato e iba dirigida a undiputado socialista que le acusaba de que la ley que presentaba Rato al Congreso para su aprobación pretendía que los amigos de éste no pagaran impuestos.
Otra frase: “El milagro soy yo”. Es de Aznar y respondía a una pregunta sobre las causas del milagro español.
Da la casualidad, además, de que Rato era el superministro de Economía del Gobiernode Aznar, de modo que si éste era un milagro con patas, Rato era realmente mucho más milagroso, y el milagro, coño, el milagro no era ni más ni menos que la burbuja inmobiliaria, pero pasó el tiempo y el milagro, coño, el milagro, se convirtió en la maldición puesto que supuso algo mucho pero que las 7 plagas de Egipto.
Entonces, la cosa parece que está clara, demasiado clara, Aznar y su superministro Rato, fueron la causa, la única causa de que ahora tengamos 5'6 millones de parados y seamos los 4 en el ranking de los países milagrosos, sólo que por la cola, después de Grecia, Irlanda y Portugal.
Porque hay una frase más de esta cohorte de lumbreras que nos gobernaba y de los que ahora nadie quiere acordarse porque no les conviene: “Si en España se construye tanto y tan caro es porque sus trabajadores ganan lo suficiente para comprar todo lo que se construye”: Alvarez Cascos.
Pero, no lo olvidemos, coño, que hacemos todo lo posible por olvidarlo, el gran culpable, la gran culpable, es la información: la jodida prensa, la canallesca prensa, esa gran puta que tiene como única misión, función, informarnos y se dedica con toda la fuerza del mundo a intoxicarnos, a desinformarnos.
Si la prensa hubiera cumplido con su función, con su deber, nos debería de haber dicho esto que yo acabo de escribir y el jodido partido de los Aznar, Rato, Alvarez Cascos y el tío de los hilillos de plastilina y de los 3 suculentos emolumentos, el tío que ahora mismo cobra más que ningún otro funcionario en España y que por lo tanto es el más interesado en el que se mantenga esta situación no hubiera llegado nunca al puñetero poder que ahora nos estrangula.
Y este es un círculo maldito porque no se puede salir de él, por las buenas.
Para publicar un periódico o lanzar una emisora de radio o de televisión hacen falta muchos millones de la moneda que sea. Y ahí está la madre del cordero: ¿puede uno imaginar siquiera que un supermultimillonario capaz de publicar un diario o montar una radio o una tv sea tan gilipollas como para tirar rocas contra su propio tejado atacando al jodido capitalismo? En España, los 2 únicos intentos recientes de una prensa progresista, uno, Público, acaba de saltar por los aires y El País está empeñado en una lucha a muerte por sobrevivir y si lo está haciendo es precisamente gracias a la ayuda de la ultraderecha liberal capitalista usaniana. Qué porvenir.
De modo que un pueblo que no es gilipollas, ningún pueblo lo es, no tiene más remedio infestado por la prensa y propaganda capitalista que votar en las elecciones precisamente a aquella facción que no sólo no le conviene sino que va a perjudicarle decisivamente ya que es ni más ni menos que la opción que defiende la prensa ultraliberal capitalista.
Después de esta razonamiento, absolutamente matemático y que, por tanto, no admite discusión, no cabe más solución que un suicidio colectivo inmenso, total, universal.
O la revolución.
Sí, pero, coño, ¿cómo se hace la revolución en pleno siglo XXI con el tío Sam vigilándolo todo con su garrote atómico y construyendo por todas partes defensas atómicas para que él sí que pueda emplear bombas nucleares y los demás, no?
Véanse, si no, lo que los jodidos canallas están haciendo en el Norte de África, en Afganistán y cualquier otro sitio adonde ellos les dé la gana, después del genocidio de Irak, mientras que en su territorio, en sentido estricto, todavía no ha caído una sola bomba, ni siquiera de las otras.
Yo la cosa la veo muy mal, tan mal que ni siquiera la veo. Porque no queda otra solución que la maldita pócima económica y ésta está rematadamente mal porque, para ganarle la partida al jodido capitalismo, hace falta otro jodido capitalismo, como, por ejemplo, el chino pero esto ¿es verdaderamente una solución?
Porque, si le hacemos caso a la gran puta de la prensa occidental, resulta que lo que pasa allí, en China, es mucho peor de lo que está ocurriendo aquí.
Entonces, la única esperanza es que alguien se atreva a fabricar, al fin, un artefacto capaz de acabar con este puñetero mundo de un jodida vez y que no resulten eficaces esos canallescos escudos antimisiles que los Usa están instalando ya por todos sitios.