Estos patos permanecieron bastante confiados aunque mirando un poco con curiosidad y otro tanto con cautela, hasta que uno finalmente se puso nervioso y emprendió el vuelo, cosa que por instinto los otros imitaron al instante. La mayoría de los siriríes tenía su blanca cara llena de suciedad, de ahí el título que elegí para la entrada.
El día se presentó nublado bien temprano pero luego despejó y fue una jornada hermosamente soleada donde pude fotografiar muchas aves y plantas en la Reserva Natural Laguna de San Vicente, pero eso lo mostraré en otra ocasión. Pensé que con escasa luz no iba a hacer demasiado pero por fortuna las fotos me salieron mejor de lo que pensaba y sin sombras contrastantes.