El cardamomo, Elletaria cardamomum para los científicos, haya donde quieran que estén. Es la tercera especia más cara del mundo después del azafrán y la vainilla.
Las semillas de cardamomo tienen un aroma, intenso pero agradable. El sabor depende de cada uno pero puede recordar al anís o la menta. En los países árabes se conoce al cardamomo con el nombre de Hal. Nombre que viene de Hahmama, haciendo referencia al sabor que se le atribuye especialmente cálido y con mucha personalidad (será mejor no discutir con él).
Es usado en la composición de especias como el curry. De hecho en los países árabes se añaden cardamomo en la taza al tomar café. Siendo símbolo de hospitalidad en Arabia Saudita. En la india también se añade en la infusión de té. Mala idea del todo no es. Entre sus propiedades medicinales esta la de aliviar molestias gástricas.
Conocida por los griegos y romanos, usaban cardamomo como perfume. Pero con la iglesia hemos topado. En el año 390 la iglesia Católica, en concreto San Jerónimo, advierte sobre el peligro que representa el cardamomo, usado como perfume, alegando el motivo de que “Produce demasiada sensualidad”.
Bueno dicho lo cual. En el año 176, en Alejandría, era muy importante el comercio desde la India de cardamomo. Por lo que se decidió aplicar un impuesto especial a la importación. ¡Anda! Como ahora se quiere hacer con el crowdfunding.
En la actualidad lo podemos encontrar en todos los estantes de especias de los supermercados. Por muy lejos que estén. En los paises nordicos de Europa llego gracias a los vikingos, donde se convierte en una de las especias favoritas de estos pueblos. El cardamomo actualmente se produce en la India, Sri Lanka, Tailandia, Malasia. En América se produce en Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Colombia.