"Cárdeno adorno", por Katharina Winkler

Publicado el 22 mayo 2019 por Juancarlos53
Es tu destino, tienes que vivir así, aunque él sea un perro.
Tenemos que vivir así, tenemos que sufrir así, no hay remedio.
¡Piensa en los niños!.
Por las noches, el viento silba la canción de las mujeres cárdenas en la esquina de la casa.
Suya es la cama donde duermes, suyo el caserío, suya el agua, suyo el pan que os alimenta a ti y a tu familia
” (pág. 147)

Golpes, golpes, golpes... muchísimos golpes... y un sometimiento que casi casi, diría yo, roza el masoquismo. Este es un relato de violencia doméstica escrito por una  joven austriaca, Katharina Winkler (Viena, 1979), que conoció la historia de Filiz, la mujer protagonista de su novela, a través de su padre, médico rural en Austria, quien la había atendido en varias ocasiones en su consulta. Fue la madre de Katharina la que logró que Filiz se abriese a ella y le descubriese los muchos moratones que lucía su cuerpo oculto bajo el austero nicab que siempre portaba. Fue también ella, la madre de la escritora, la que logró que Filiz se desasiese de los conceptos de honor, sumisión al varón y respeto incondicional a sus mayores, y se aviniese a pedir ayuda a los servicios sociales austriacos. Es así como llegó esta historia a oídos de Katharina Winkler, a través de las palabras de sus padres y del contacto directo con la protagonista diez años más tarde de los sucesos que se cuentan en la obra.
El asunto
Estamos en la Turquía interior asiática. Hay en algún momento alusiones al PKK, el Partido de liberación del Kurdistán, en contra del que parece combate la población del país. Yunus, el joven marido de la protagonista, lo hace durante el cumplimiento del Servicio Militar obligatorio que lo mantiene alejado de casa  dieciocho meses; también lo hace la madre de Filiz, la protagonista. La mera  alusión al PKK traslada la sensación al lector de que, quizás, los kurdos sean más liberales que los integristas turcos que los combaten.
Filiz es el personaje protagonista femenino; Filiz y sus tres hijos: Halil, Selin y Seda. Afortunadamente para ella sólo ha tenido tres hijos. Filiz le pidió a Yunus, su marido, al saberse encinta por tercera vez que le permitiese abortar, pero éste prefirió comprarle una lavadora antes que acceder al deseo de su mujer 
"Yunus pone dinero sobre la mesa. Monedas, billetes.
Nunca he visto tanto dinero.
¿Qué quieres que haga con el dinero?, pregunta. ¿Hacerte abortar o comprarte una nevera?
Hacerme abortar, digo, ¡te lo ruego!
La nevera nueva reluce blanca y zumba, una lucecilla azul parpadea hasta por la noche.
" (pág. 160)
Luego nació Seda y Filiz la adora. Yunus es un auténtico animal: se emborracha, desaparece de casa sin saber su mujer e hijos, a quienes deja encerrados, a dónde va, tiene queridas fuera de casa, da unas zurras terribles a Filiz por cualquier cosa y la viola sistemáticamente. Yunus considera que ella es una puta, una cerda, una provocadora que quiere llevarse a la cama a cualquier hombre. Más que un ser humano, Yunus es un enfermo mental, un paranoico, un sicópata... La sociedad en la que habita alimenta estas neurosis obsesivas y supremacistas suyas. La madre de Yunus es una carcelera para Filiz y sus hijos:  roba el afecto de sus niños, la castiga, la hace trabajar lo indecible, la insulta... Para Filiz que escapó con sólo 13 años de la casa de sus padres por amor a Yunus y que desde ese día el también animal de su padre la tachó de la lista de sus once hijos, su suegra es una araña que está ahí siempre dispuesta a enredarla y a aniquilarla.
La novela, como se ve, es brutal porque muestra una situación que lo es. Presenta de manera algo plana la relación de pareja, hombre - mujer, en Turquía. Los personajes no me parece que estén muy bien diseñados, simplemente vemos que los hombres pegan y desprecian a las mujeres, mientras que éstas han de mostrarse sumisas y aceptar las palizas sólo porque vienen de ellos, los sostenedores de la familia, los dueños de todo.
"Yunus es fuerte. Quiere, para desayunar, pan de pita fresco, que le cuezo antes de salir el sol, leche recién ordeñada y yogur casero;  quiere, durante la mañana y varias veces, cigarrillos con fuego y cenicero; al mediodía, pilav con yogur y turçu; por la tarde, un sofá ancho para dormir, luego café, una camisa recién lavada y planchada; al anochecer, sarma y pimiento relleno, pastel fresco con leche, pies lavados y axilas lavadas, mi pelo recién cepillado; y por la noche, cópula por delante y por detrás, quiere que mi dolor sea mudo y mi gemido placentero" (pág. 79)
Es evidente que en la novela hay ciertos maniqueísmos sistemáticos. El primero es el de las dos culturas en contacto: Cristianos occidentales, los buenos, vs Musulmanes orientales, los malos; por extensión el del país acogedor frente al expedidor: Austria, buena, vs Turquía, mala; y finalmente, y por elevación, el propio de género: Hombres malos vs mujeres buenas. Estas dualidades tan absolutas me parecen ciertamente simplistas, y más cuando como en el relato que acabo de leer se muestran así sin más, sin explicaciones añadidas. 
El estiloPero la novela, pese a lo dura que es, da gusto leerla. Lo mejor del relato es el lenguaje empleado. Un lenguaje que roza la poeticidad en muchos momentos. Hay secuencias, algunas brevísimas, que son auténticos poemas. La elisión, las metáforas, la elusión, la síntesis, el ritmo poético conseguido mediante repeticiones sintácticas que actúan a modo de golpes acompasados creando una musicalidad buscada deliberadamente... Todo ello redunda en beneficio del relato. También me ha gustado mucho esa manera de mostrar las tinieblas en que la mente de Filiz penetra durante alguna de las numerosas palizas que recibe. Estos momentos oníricos de confusión realidad-irrealidad son, literariamente hablando, bellísimos:
"Golpes lloviendo del techo.
Golpes cayendo de las paredes.
Golpes saliendo de los resquicios del suelo.
Golpe. A golpe. Golpe. A golpe.
Me matas a golpes, pero no me llegas.
El verde de tus ojos nunca vino del río.
"
(pág. 251)
➤ Las palabras salvan a Filiz: “Son asperas y pegajosas, pero las recojo y guardo bajo la blusa. Allí crecen y se ablandan y se calientan.” (pág 126)➤ Hay a veces sonsonete de letanía, como cuando, estando jugando, su hija Selin se parte la cadera y Filiz no sabe cómo hacer para curarla y evitar en ella el castigo que su marido le infringirá: 'Yunus me matará’ /.../ 'Yunus me matará’ ➤ Muy poético y lleno de plasticidad es expresar los sentimientos (el miedo, el amor…) como si fueran seres humanos: "el miedo, sabedor de mi huida antes que yo”; También las cosas y las acciones son humanizados (animismo): “la fiesta no se interesa por mí”.➤ En muchas ocasiones el párrafo se desarrolla en auténticos versículos que lo dotan, con las palabras contenidas en ellos y los procedimientos poéticos utilizados, de auténtica belleza. Pero esto no quita para que el mensaje siga siendo durísimo. Así, en un solo versículo, en la página 142, Yunus, el antagonista de esta historia, queda resumido todo él en una terrible y única línea:"Yunus come, duerme, me penetra y se va"
Toda la novela está narrada en primera persona y puesta generalmente en boca de Filiz. Tan sólo en alguna ocasión la pertenencia de esta persona gramatical abandona a Filiz. Tal ocurre cuando el tío de Yunus acude a casa del padre de Filiz para pedir su conformidad con el matrimonio entre los dos jóvenes
"No puedo creer que la blancura o el frío tengan final, que padre viva en alguna parte o madre esté junto al fogón o Selin se cepille el pelo o Sayit ría.
Espero todo el día y toda la noche.
No hay nada que esperar de mí.
Ella ya no es mi hija.
Sin mi bendición." (pág. 65)
Todo al personaje le lleva a desear su salida de esta situación, a huir de la casa de Yunus y si esto no fuera posible a escapar de la vida. Una vida, la de Filiz, ciertamente terrible. Demasiado terrible. Y ¿por qué? ¿Por ser musulmana? ¿Por ser mujer? ¿Por ser turca? Nada se dice a ciencia cierta, pero la escritora con su silencio viene a alimentar creencias y sentimientos generalizadores muy asentados en occidente. No me parece justo del todo.