Cardiff, y la noche del allanamiento policial

Por Arielcassan

Aún bajo la lluvia, con mi labio apenas mejor pero sin nuevas indicaciones del hospital, dejé mi “reclusión” y finalmente seguí camino.
Bath es realmente un pueblo muy lindo, atravesado por un caudaloso río decorado con puentes de piedra, y rodeado por verdes colinas revestidas con una sucesión de casitas de color dorado que dan al pueblo una imagen muy atractiva. Lamentaba irme con el sabor amargo de haber pasado la mayor parte de mis 5 días encerrado esperando a mejorarme.
Al menos aproveché un poco ese tiempo muerto y por ejemplo, me vi las 3 películas de la saga “El Padrino”, que me las debía hace años, y eso son como unas 9 horas.

Hace días amagaba con salir hacia Gales y había llegado el momento. Un corto viaje me dejó en Cardiff, su capital.

Gales es del tipo de países que particularmente disfruto mucho de conocer. Aún habiendo sido conquistado hace más de 8 siglos por Inglaterra como todos de los pueblos celtas de la región, la nación galesa logró mantener viva su cultura, sus costumbres y su idioma a lo largo de todos estos años, más allá del deterioro cultural que sufrió por las adaptaciones a la modernidad británica.
Es así como al recorrer las calles de Cardiff se ven colgadas las banderas verdes y blancas con el dragón rojo y las tortas galesas se ofrecen junto a otros tantos dulces para la hora del té.

Calle Principal de Cardiff

Castillo de Cardiff

Bahía de Cardiff

Aunque sólo un pequeño porcentaje de la población habla el idioma galés (lo que se está tratando de revertir enseñándolo nuevamente en las escuelas), todos los carteles están en ambos idiomas y es curioso ver que los edificios oficiales tienen sus inscripciones con el galés en primer lugar pero los negocios suelen tener primero la leyenda en inglés.
El galés es sumamente complejo, tanto de leer como de hablar y entender. Sólo se habla en ese país y en una pequeña zona de la Patagonia Argentina cerca de Puerto Madryn, que recibió inmigración galesa hace casi 2 siglos.

Traté en vano de aprender a prononciar algunas de sus letras, pero la sensación era muy extraña. Por ejemplo, la letra “LL” se pronuncia de la siguiente manera según un libro que me prestaron:
“Pretenda que va a pronunciar una L, pero luego sople bien fuerte como si imitase el sonido de la turbina de un dentista”. Pueden buscarlo, el sonido es rarísimo.

El idioma es tan curioso que Gales se honra de poseer el pueblo con el nombre más largo del mundo, siendo su cartel de bienvenida una atracción turística y un motivo obvio para sacarse fotos.
El nombre del pueblo en cuestión es:
Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch
Intenten pronunciarlo, a ver si se animan…

Complicado idioma Gales. Se pronunciaría algo como "kerthwoir"

En Cardiff me esperaban Alex (Alexandra, australiana), su novio Morgan y sus dos amigos y compañeros de departamento, Carlos (de Brasil) y Marcin (polaco, y se pronuncia casi como “Martin”). Aunque sólo pase 2 días con ellos, fue realmente muy divertido. Cada uno tenía una personalidad muy distinta y formaban lo que llamé “una familia compuesta por amigos”. Alex y Morgan me presentaron al “quinto fantástico”, un chico indio, que aunque no paraba de hablar, era muy copado. Lo que sí, el acento indio era muy difícil de seguir, recordándome todo el tiempo al personaje Raj de “The Big Bang Theory”.
La “familia” me hospedó, me cocinó y hasta pusieron mi nombre sobre Buenos Aires en un planisferio que tienen colgado en el living. Definitivamente, otra muy buena experiencia con CouchSurfing.

Los chicos de CouchSurfing

Pero se preguntaran a que se debe el título del post y que es eso del allanamiento policial. La noche que pasé en Cardiff, que cayó sábado, fue muy muy divertida.

Primero salimos a dar una vuelta, y aunque yo no podía tomar por los antibióticos, me sorprendí con la increíble vida nocturna de la ciudad. El centro está repleto de bares. Diría que hay un bar, negocio de por medio, y que la regla sólo se rompe cuando hay dos bares seguidos. ¿Quizás sería una previa a las ciudades irlandesas?
La gente borracha llenaba las calles, gritando y abrazándose unos con otros, y me sorprendió que la mitad eran jóvenes pero la otra mitad eran gente de entre 40 y 50 años que también salen de joda igual que los adolescentes. Quizás era una imagen un poco decadente verlos tirados por el piso, pero no dejaba de ser chistoso. Tras unas vueltas, nos fuimos a acostar de nuevo a la casa y lo mejor estaría por venir…

3 de la mañana. Me despierto cuando abren de un portazo mi habitación, con la luz de una linterna directo en mi cara, encegueciéndome.

- “¿Estuviste acá toda la noche?”, me preguntan de una manera agresiva, y obviamente en inglés.

¡El que estaba parado en la puerta preguntándome eso era un policía! ¡¡¿¿Qué hacía un policía en mi habitación y cómo llegó ahí???!!

- “¿Qué?”, le contesto confundido ante la insólita situación.
- “¡Venga, tiene que acompañarnos!”, nuevamente de manera agresiva.

Me levanté de la cama, obviamente en calzoncillos y suerte que con una remera puesta y atiné a agarrar la mochila con mis cosas.

- “¡Deje eso y acompañemé!”, insistió. Por suerte, dejó de apuntarme a los ojos con su linterna.

Seguí al uniformado hacia la puerta de la casa, totalmente confundido, asustado y sorprendido por lo que estaba pasando, pensando que mis anfitriones serían vendedores de droga o estaban escondiendo algo criminal en la casa, y yo caería en la volteada. Ya me imaginaba tirado pasando frío en alguna celda de una comisaría galesa.
En la puerta, había un tipo parado junto a otro policía.

- “¿Es este?”, le pregunta el policía al tipo de la puerta, señalándome.
- “No”, contesta el tipo.
- “Bueno, quedate acá igual”, me ordena el policía mientras entra nuevamente a la casa.

Ahí veo a los otros chicos también en la puerta, algunos también en calzones y riéndose. Yo seguía sin entender nada, pero su actitud me tranquilizó un poco.
Unos minutos después, el policía que había ido a continuar el allanamiento en la casa buscando más personas en las habitaciones, volvió y nos dijo que ya podíamos entrar y seguir durmiendo.

Al entrar, los chicos me contaron que era lo que había pasado.
El tipo de la puerta era un taxista. Al parecer, el tachero llevó a un borracho que le vomitó adentro del auto y salió corriendo sin pagar, metiéndose en la casa de mis anfitriones. La casa tiene más departamentos arriba, así que probablemente era de alguno de los otros, pero como ellos viven en planta baja, fuimos los primeros en ser allanados.
El taxista llamó a la policía y uno de los chicos lo dejó entrar cuando llegaron a la casa golpeando la puerta y diciendo “¡Policía, policía, abran la puerta!”.
Obviamente, el insólito suceso fue tema de charla y risas por todo el resto del día.

Tras mi corta estadía en Cardiff, mi plan era seguir hacia el norte del país, donde la cultura galesa se puede apreciar mucho mejor y el idioma se habla en las calles. Sin embargo, el recorrido iba a ser caro por la falta de buenas comunicaciones, y encontre una buena oferta para cruzar a Irlanda en bus y ferry desde Cardiff.

Irlanda, un país que siempre me llamó la atención (los que me conocen, recordarán bien eso), estaba escrito finalmente en mi ticket de bus.
¡¡Así que, gente querida, el próximo post no será desde el Norte de Gales como pensaba, sino que desde el Sur de Irlanda!!
¡Espero tenerles novedades pronto, iguales o más divertidas, pero sin ningún allanamiento policial de por medio!

¡Saludos a todos! ¡La Odisea se va a Irlanda!