La autora
Care Santos es una escritora española de 47 años que ha dedicado el grueso de su obra a la narrativa infantil y juvenil. Los premios ganados en estas categorías son innumerables ( Premio Edebé de Libro Juvenil en 2003, Premio Gran Angular en 2004, Premio Alandar de Literatura Juvenil en 2006, Premio Barco de Vapor en 2009, Premio Edebé de Libro Juvenil en 2015), aunque también ha obtenido algunos de narrativa sin adjetivar (IV Premio de Ateneo Joven de Sevilla en 1999, Premio Alfonso de Cossío de Relato Corto en 2003, Premio Ramón Llull de Novela escrita originalmente en catalán en 2014.). Por su trayectoria estamos ante una escritora que ha cultivado más el mundo de los relatos y la novela corta (por ejemplo, "Deseo de chocolate" aparecida en 2014 son tres novelas cortas unidas sólo por el tema de la afición a este producto) especializada fundamentalmente, como ya he dicho, en la narrativa dirigida a niños y jóvenes. Esto no excluye que tenga títulos extensos como "La muerte de Venus" de 2007 o "El aire que respiras" de 2013 dirigidos a los lectores en general.
La novelaSinopsis (proporcionada por la propia editorial Destino)En pleno verano del año 1950 cinco chicas adolescentes internas en un colegio de monjas juegan juntas por última vez a «Acción o Verdad» o, como ellas lo llaman, el juego de las prendas. Dos de ellas, las gemelas Viñó, están a punto de empezar una nueva vida, llena de interrogantes, lejos de allí. La ocasión es especial y lo saben, pero ninguna espera que esa noche se convierta en un punto de inflexión para alguien más y que sin siquiera imaginarlo acabe marcando su camino para siempre. Mi opiniónDe inicio dos cosas me sorprenden de "Media vida" de Care Santos: que le concedieran el Premio Nadal y que haya tenido o esté teniendo tan buena recepción entre el público lector. Respecto a lo primero mi sorpresa es mayúscula cuando comparo esta novela ganadora del Nadal 2017 con otras que también lo obtuvieron, bien hace años ("Nada" de Carmen Laforet, "La sombre del ciprés es alargada" de Delibes, "El Jarama" de Rafael Sánchez Ferlosio, "Entre visillos" de la Martín Gaite, etc.) o bien hace poco tiempo ("La soledad era esto" de Juan José Millás, "El alquimista impaciente" de Lorenzo Silva, "Cabaret Biarritz" de José C. Vales [reseñado en este blog], "La víspera de casi todo" de Víctor del Árbol [reseñado en este blog], etc.). El de la escritora mataronina en mi opinión no está al nivel de, al menos, los ocho autores que cito arriba.
Pero vayamos a la novela en cuestión. "Media vida" es una novela que se lee muy bien porque la autora tiene oficio y sabe excitar la curiosidad del lector con esos capítulos en cuyo final , con maestría, introduce un nuevo elemento que nos fuerza a seguir leyendo para satisfacer nuestra curiosidad. Esto es un mérito indudable. Y hay algunos otros, sin duda alguna:
- Ese narrador externo y objetivo que en ocasiones a través del estilo indirecto libre se evade de su papel dejándolo en manos del personaje en cuya mente parece que el lector está inmerso es muy acertado, desde luego; como también lo es el paso a la segunda persona narrativa cuando se quiere generalizar desde la impersonalidad ("Con frecuencia la conversación de Vicente se estancaba en un círculo sin fin. Si no hacías nada por remediarlo, corrías el peligro de pasarte horas repitiendo las mismas cosas."); e incluso ese uso -sólo una o dos veces, es cierto- de la técnica teatral de la acotación por parte del narrador: "—Este blanco es peligroso. / —¡Pues esperad al tinto! —La anfitriona, desde la cocina."
- Alguna que otra referencia literaria, aunque a veces me parezcan algo traídas por los pelos, como la que hace al mito de Fedra para caracterizar a Lola, uno de los personajes: "Mira Fedra (la heroína de Eurípides). Le pasaba más o menos lo mismo que a Lola —apuntó Marta, haciendo gala de sus conocimientos de literatura, por otra parte bastante oxidados."
- Intertextualidad evidente:
- "—Abraham tuvo un hijo con su criada —evangelizó Olga, que había sido catequista cuando sus hijos hicieron la primera comunión y estaba muy enterada de todo—. Pero en este caso es diferente porque le incitó Dios y ambas consintieron, la criada y la mujer legítima." ← Me parece una clara referencia a "El cuento de la criada" de Margaret Atwood que de tanta actualidad estuvo el año 2017 y aún hoy lo sigue estando.
"Las cuatro mujeres quedaron iluminadas como en un cuadro tenebrista, La 'Cena de Emaús', de Caravaggio, en versión femenina. ← El intertexto en esta ocasión es de naturaleza pictórica si bien literariamente a mí me ha llevado a pensar en la novela "Emaús" de Alessandro Baricco [leer reseña aquí]. Y pienso que en cierto sentido la autora también puede referirse a ella. No sé, es discutible.- Reflexiones interesantes que se plasman en frases, muchas veces de corte lapidario:
- "Un buen conversador se distingue no sólo por lo que dice sino, sobre todo, por lo que calla."
- "A veces la vida estropea en dos segundos el mejor de los guiones."
- "A veces, la autoexigencia es una forma de parálisis.
- "En los «hasta que» es donde está lo mejor de la vida, los giros de timón que trazan toda existencia."
- ... si bien otro buen número de ellas me parecen muy tópicas:
- "La amistad perdona la distancia, al revés que el amor.
- "Seguro que fue un fiasco. Como la de todas, ¿a que sí? ¿Alguna de vosotras tuvo una noche de bodas gloriosa?"
- "Es el mismo tipo de superchería que nos prohíbe hacer mayonesa cuando estamos menstruando."
- Para finalizar
Quizás se pueda ver -yo diría casi mejor, vender- la novela como una novela feminista. Pero primero habríamos de ponernos de acuerdo en el concepto. Feminismo, ¿qué feminismo: el igualitario o el supremacista? De los dos hay en la novela: uno o dos personajes viven más el asunto por el lado de la igualdad entre los sexos; otros se decantan más por el supremacismo, si bien no siempre por el de la mujer sobre el hombre sino por el contrario, deleznables ambos, sin lugar a dudas.