La espiral del silencio es una teoría de ciencias políticas y comunicación propuesta por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, en su libro La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social (1977), donde estudia la opinión pública como una forma de control social en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no. La opinión pública es para Noelle Neumann la piel que da cohesión a la sociedad. Neumann teoriza sobre que la sociedad amenaza con el aislamiento a los individuos que expresan posiciones contrarias a las asumidas como mayoritarias, de tal forma que el comportamiento del público está influido por la percepción que se tiene del clima de opinión dominante. Los individuos sondean continuamente el clima de opinión con lo que Neumann denomina sentido cuasiestadístico observando qué relación gradual guardan sus opiniones con los del espacio público, alentándoles si se acercan al mayoritario o cohibiéndoles si detectan que pueden formar parte de las minorías. La tendencia de la espiral es a enmudecer a quienes prestan o tienen posiciones diferentes a las mayorías, pero para en seco cuando se encuentra con el “núcleo duro”, aquellos individuos que, aunque pocos, se reafirma en sus posiciones y opiniones y no cesan en el empeño de que su voz sea escuchada.WikipediaLa perspectiva del “núcleo duro” gana adeptos puesto que las opiniones mayoritarias, acomodadas en el número, no encuentran tesis para defender sus opiniones que, al ser poco contestadas, se han dejado llevar por la masa.
La teoría de la espiral del silencio parte del supuesto básico de que la mayor parte de las personas tienen miedo al aislamiento y, al manifestar sus opiniones, primero tratan de identificar las ideas, para luego sumarse a la opinión mayoritaria o consensuada. En esta disyuntiva, la principal fuente de información serán los medios de comunicación y estos definirían el clima de opinión sobre los asuntos de que se trate.
Visto desde ese punto de vista, lo que sucedió ayer fue algo racional: el pueblo usó las urnas para hacer saber que este régimen ofensivo no se banca más. Nos reconectamos con una persistencia histórica que no se modela a fuerza de bots, trols y big data.
De poco le sirvió al gobierno contar con la cobertura mediática de los principales medios; de poco le sirvió contar con el apoyo del poder económico local e internacional, incluyendo al FMI; de poco le sirvió el apoyo de Trump, de Bolsonaro, y de todas las derechas neoliberales. Porque no tuvo el apoyo del pueblo; ya harto de que se cierren fuentes de trabajo, de que se aumente la pobreza y la indigencia, de que se endeude al país para que los amigos del Felino Macri fuguen divisas al exterior. Un pueblo cansado de que la mitad de los niños sean pobres y que los jubilados no puedan comprar medicamentos y coman una sola vez al día. Un pueblo cansado de que se manipule la justicia para perseguir y encarcelar opositores, tanto de la política como de los pocos medios de comunicación opositores.
La descomposición final de estos chetos va a ser algo muy feo de ver. Ya tenemos a República de los Mercados pasando factura. En relación a eso, a través de las redes sociales, los ciudadanos manifestaron su descontento por el pobre accionar del Gobierno ante la escalada del dólar. #MacriHaceteCargo, fue el hashtag con el que los usuarios expresaron su malestar por la situación. Es el reclamo a un gobernante dormido a esta encerrona en la que este gobierno se metió solo, y nos terminó metiendo a todos: a la crisis económica y social que desataron sus políticas, le suma ahora un porrazo electoral del que todo indica no podrá levantarse; y lo debilita aun más, cuando mayor fortaleza política se requiere para gobernar en la crisis. Parece ser el fin y el fracaso del experimento neoliberal.
Y para finalizar: si para las generales sostienen el contrato con Smartmatic es que el nivel de coimas es de otro mundo.