Carlo Frabetti: “Lo complicado es que las matemáticas sean aburridas”

Publicado el 06 mayo 2016 por Icmat

Carlo Frabetti, matemático y divulgador, señaló algunas claves para conseguir que los niños y jóvenes disfruten con las matemáticas, en una conferencia impartida el pasado jueves 5 de mayo en la Residencia de Estudiantes, dentro del Ciclo Matemáticas en la Residencia.

Padres, profesores, interesados en las matemáticas y algún que otro niño acudieron la tarde de ayer a la Residencia de Estudiantes de Madrid, pese a la amenaza de lluvia, para charlar con Carlo Frabetti, autor de Malditas matemáticas o ¿El huevo o la gallina?. Desde el primer momento, se avisaba de que esta no iba a ser una conferencia al uso; la intención del matemático es que fuera un diálogo, tanto con la presentadora del acto, Patricia Fernández de Lis, directora de Materia y redactora jefa de Ciencia y Tecnología de El País, como con los asistentes.

En la primera parte de la conferencia fueron Fernández de Lis y el ponente los que intercambiaron preguntas e impresiones. Para empezar, Carlo Fabretti reveló por qué había decidido llamar a su ponencia “El libro de la naturaleza”: “Alude a una famosa frase de Galileo que se podría considerar como la consigna fundacional de la ciencia en el sentido actual del término (…) cuando dijo que el libro de la naturaleza está escrito en el lenguaje de las matemáticas”. Escogió, por tanto, este título “porque mucha gente ve las matemáticas como algo especializado, de unos tipos medio autistas que se encierran que manejan fórmulas y símbolos que poco tienen que ver con la realidad y es, más bien, todo lo contrario” porque “la matemática es la propia naturaleza”.

El escritor proseguía ahondando en un aspecto que considera fundamental en el aprendizaje y la enseñanza: el diálogo. “Parece que las matemáticas es una materia en la que el educando, el discípulo o alumno tiene poco que aportar y todo que recibir. Se tiende a pensar en la enseñanza en general, y de las matemáticas en particular, como una especie de trasvase, alguien posee el conocimiento y lo vierte en la cabeza del alumno. Las cosas no funcionan así. Alguien dijo que enseñar no es llenar un vaso sino avivar una llama, y la forma de avivar esa llama es el diálogo”, opinaba.

Dicho esto, la ponencia  se centró en la incorporación de las matemáticas en la literatura. Un hecho que Frabetti defiende “no como un añadido forzado o anecdótico, sino incorporado de forma orgánica”. Es importante que no sea “metido con calzador” y sino que “si aparece la matemática en una narración sea porque realmente, la aventura, la intriga que se está desarrollando lo requiere”. De esta forma la matemática aparece “como algo que forma parte de la vida cotidiana y que puede ser una herramienta necesaria para resolver un problema”. Además, señalaba Frabetti, que “si todo está bien manejado literariamente también llevará un goce estético, que es algo que no se suele asociar con la matemática”.

Fernández de Lis junto a Frabetti analizaron los motivos por los que, si los niños nacen con una curiosidad innata por la ciencia y las matemáticas, con el tiempo, esta acaba destruyéndose. “Tiene que ver, por una parte, por la mercantilización del conocimiento, se considera muy importante que los niños y niñas de 10, 12 años adquieran en el menor tiempo posible una serie de destrezas operativas, da igual que entiendan lo que están haciendo, que disfruten o no mientras lo hacen”, explicaba Frabetti.

A colación de esto, Frabetti señala que existe un ‘anaritmetismo’, es decir, una incapacidad o dificultad para leer el lenguaje de los números, generalizado en la sociedad. Aunque es cierto que hay muy pocos anaritmetos totales, personas no entiendan los números, “hay muchos anaritmetos funcionales que en cuanto les complicas mínimamente el lenguaje matemático o las fórmulas más sencillas, se bloquean y esto tiene mucho que ver con la enseñanza de las matemáticas”, señalaba. “Esa fobia a los números que se da en bastante gente y las fobias casi siempre tienen que ver con traumas infantiles”, en especial  “cuando pretenden que un niño de 8 o 10 años en un par de clases entienda nuestro sistema de numeración posicional, por ejemplo, cuando la humanidad tardó como mil años en ponerlo a punto”.

Y, ¿qué consejo daría Carlo Fabretti a familiares de niños si quieren que se divierta con las matemáticas? En primer lugar, desterrar la tradicional separación entre ciencias y letras. Sin tener grandes conocimientos, se pueden centrar en aspectos muy básicos y explicarlos de una forma comprensible y relacionarlos con la vida cotidiana para que el niño pueda sentirlos como propio.  Para este propósito, cree Frabetti, la matemática recreativa es el modelo más fiable y eficaz.

Tras esto, se abría el turno de la conversación con los asistentes, que se dedicó principalmente a la enseñanza de las matemáticas. Es un tema muy controvertido del que se extrajeron conclusiones importantes como que el sistema educativo está orientado de tal forma que, incluso, las editoriales piden que los libros de texto sean aburridos. De hecho, Malditas matemáticas, reconoció Frabetti, fueron los recortes de un libro de texto que, los responsables de la editorial rechazaron por ser “demasiado divertido”. El matemático y escritor consideraba que “lo complicado es que las matemáticas sean aburridas”, pero es que “a los poderes establecidos no les interesa que la gente piense”, por lo que la enseñanza de las matemáticas está planteada de forma memorística. Los profesores de matemáticas de la sala así lo corroboron. La dificultad está “en los currículum, que no son flexibles, en las pruebas externas, donde los niños tienen que llegar a unos conocimientos y hacer una serie de destrezas y de cálculos matemáticos que no tienen sentido, no tiene sentido aprender a hacer derivadas si no saben para qué sirven”, sobre todo, es que hay muy “poca flexibilidad para enseñar matemáticas”, comentaba Elisa Benítez, profesora de matemáticas e informática en el Colegio Rafaela Ybarra de Madrid.

Para erradicar toda esta problemática, Frabetti encontraba una solución muy sencilla (si hubiera voluntad de aplicarla): hacer más hincapié en los conceptos básicos desde la escuela, utilizar el diálogo de una manera recurrente con los niños y jóvenes y conseguir que estos relacionen las abstracciones matemáticas con aspectos cotidianos, ya que “los jóvenes tienen la mente abierta y están ansiosos por explorar el mundo”, considera Frabetti.

Esta ponencia ha formado parte del ciclo de conferencias Matemáticas en la Residencia, organizado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) en colaboración con la Vicepresidencia del CSIC de Organización y Cultura Científica y la Residencia de Estudiantes.

Laura Moreno es miembro de la Unidad de Comunicación del ICMAT.

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