Vaya si el 2011 no comenzó picante, movidito en materia deportiva; en apenas 8 días sucedió lo siguiente: Ortega se fue de River y llegó Bordagaray, Falcioni agarró Boca, Erviti se puso en contra a la hinchada de San Lorenzo porque estaría interesado en jugar en el Xeneize, Mohamed quiere ingresar al Grupo 8 de la Libertadores y para eso trajo a De Federico, Estudiantes convenció a Barrientos para que se sume al club y para ello debió rechazar una oferta del equipo de Ramón Díaz, Cristaldo y Blanco finalmente se fueron de Vélez y Lanús, respectivamente, para viajar al Metallist de Ucrania, Cappa tomó el mando de Gimnasia La Plata y quiere a Guillermo Barros Schelotto en el equipo, Higuaín finalmente se operará en Chicago, Estados Unidos, pero está en duda para la Copa América, Patronelli abandonó en el Dakar, Sainz sigue arrasando, Argentina se enfrentó a Brasil en handball pero SE CORTÓ LA LUZ y no pudieron terminar, Manu y San Antonio, que venían con actuaciones increíbles, perdieron dos partidos consecutivos aunque ayer volvieron a ganar y Del Potro está a punto de volver al circuito…
Montones de hechos sucedieron en poco más de una semana. Sin embargo esta nota no se trata de eso sino de Carlos Delfino, el alero figura de Milwaukee Bucks y de la Selección Argentina, y la noticia es que hoy volvió a entrenar después de haber sufrido una conmoción cerebral que lo alejó de las canchas por dos meses, a punto tal que volver a jugar al básquetbol se había convertido en una posibilidad potable. Sin embargo con la ayuda de especialistas de la NASA y, puntualmente, del neuropsicólogo Michael McCrea, el santafesino se recuperó y según confía su entrenador, Scott Skiles, podría reaparecer en 2 o 3 semanas.
El fatídico proceso comenzó el 29 de octubre del 2010, en el segundo partido de la temporada frente a Minnesota Timberwolves donde Delfino recibió el primero de una serie de golpes, en aquel caso un rodillazo en la cabeza. Al día siguiente, el equipo se enfrentó con Charlotte Bobcats y esa vez fue un codazo en la oreja lo que casi lo hace abandonar. Con respecto a ésto declaró: “No era algo que pensáramos fuera serio aunque sí de cuidado, como toda lesión, pero nada que me parara”.
Por último, el 5 de noviembre, contra Indiana Pacers recibió un golpe en el pómulo de parte del alero Danny Granger. Delfino también terminó jugando ese encuentro, pero 24 horas después, tras finalizar la primera mitad frente a New Orleans Hornets, no volvió al campo debido a que padecía mareos y vértigo.
Aquel día inició un profundo tratamiento que constaba de estudios semanales y reposo extremo, la intención era que libere la mente para que ésta pueda acomodarse sola. Por lo que no podía ver tele ni estar en la computadora, tampoco leer o hablar porque comenzaban nuevamente los dolores de cabeza. “Es como si se te cayera la computadora, tenés que resetearla y ver como quedó”, comparó. También enfatizó que pasó tres semanas encerrado en una pieza, pudiendo salir sólo a comer debido a que se mareaba, veía borroso o perdía el balance. A su vez, aseguró que la idea de abandonar el deporte estuvo presente: “Es un momento que tenés mucho tiempo para pensar y dudás. Aunque los médicos me habían dicho que no era una lesión para terminar mi carrera”.
Dos meses después, y gracias a la ayuda de McCrea, Delfino volvió a entrenar y con respecto al neuropsicólogo declaró: “Me ayudó mucho, durante el proceso, uno de los ejercicios era escuchar 10 palabras y repetirlas. Al principio solo acertaba 2, ahora ya son 8 o 9”. Por último afirmó: “Agradezco mucho el apoyo de mi mujer, Martina. La verdad empecé a valorar las cosas más simples. No sé cuando voy a volver, pero estoy feliz, tengo otro humor”.
Hasta el momento, el alero de 28 años, faltó a 27 de los 34 partidos que jugó el equipo y promedia 12.9 puntos y 2.4 asistencias. Estimativamente, los partidos en los que podría volver el argentino serían contra Memphis, el 22 de enero, o frente a Atlanta el 26. Más allá de eso, lo más importante ya se consiguió, se recuperó la persona, el jugador, por lo menos personalmente, queda en un segundo plano.