En demasiadas ocasiones se le ha calificado de poeta incomprendido, e incluso de poeta maldito, pero lo cierto es que de Ory fue un adelantado a su tiempo, o mejor dicho, le tocó vivir en esa España de la posguerra, anaftalinada y de traje de domingo con olor a sacristía, donde su poesía vanguardista, imprevisible, heterodoxa, en ocasiones burlona o divertida, no tenía lugar. Su posición de outsider en el mundo de las letras, le costó caro, pues su valor literario no se le reconocería hasta 1970, cuando Félix Grande hiciera su primera antología.
Como suele suceder injustamente a muchos otros escritores, Carlos Edmundo de Ory no recibió muchos galardones ni reconocimientos en vida, y puesto que somos más dados a conmemorar necrológicas, sirva al menos para restituir su memoria literaria en el lugar que se merece y disfrutar del mayor galardón que él nos dejó a nosotros, su poesía. FONEMORAMASSi canto soy un cantueso
Si leo soy un león
Si emano soy una mano
Si amo soy un amasijo
Si lucho soy un serrucho
Si como soy como soy
Si río soy un río de risa
Si duermo enfermo de dormir
Si fumo me fumo hasta el humo
Si hablo me escucha el diablo
Si miento invento una verdad
Si me hundo me Carlos Edmundo
Metanoia (1978)