Carlos Henrique Raposo se jubiló a los 39 años, después de haber sido futbolista profesional durante casi 2 décadas, pero lo impactante es descubrir que jugó en equipos relevantes de Brasil, México, Estados Unidos y finalmente Francia cobrando sueldos de futbolista sin saber jugar, engañaba a todo el mundo ya que ni sabía pegarle a un balón con propiedad. ¿Cómo lo hizo entonces?
Este jugador brasileño (puedes ver sus estadísticas más abajo y al que apodan ahora Forrest Gump del fútbol brasileño y Kaiser entonces) se hacía amigo de los jugadores más talentosos y famosos, se ganaba su confianza y conseguía que en alguno de sus traspasos le incluyeran a él, en sus primeros años consiguió el favor de algún amigo íntimo para posteriormente hacer una carrera del engaño y la farsa. Firmaba contratos cortos de alto riesgo y cambiaba de equipo con asiduidad, como era muy alto y fuerte a primera vista parecía un atleta (le llamaban el Kaiser en honor a Beckenbauer).
Una vez en los equipos tenía que sobrevivir y contentar a los ídolos de su club, Carlos Henrique Raposo se las ingeniaba para traer chicas a los lugares de concentración, las situaba junto al lugar donde se hospedaban y así todos sus compañeros de equipo le tenían aprecio y respeto. Del mismo modo, mandaba regalos a algún periodista influyente en cada equipo para que escribieran crónicas y reportajes beneficiosos para su imagen.
Todavía hay más, se inventaba lesiones para no jugar, tenía un amigo dentista que firmaba los partes médicos si era necesario y así pasaban las temporadas, no estaba mucho tiempo en un mismo equipo cambiaba rápidamente y así no levantaba sospechas. Incluso pedía a compañeros (lo encubrían constantemente) que lo lesionaran en los entrenamientos y así pegarse meses recuperándose de lesiones ficticias. De hecho, a pesar de haber jugado en varios equipos brasileños (todos ellos de primer nivel) nunca saltó al césped en un campo brasileño en partido oficial, sus increíbles estadísticas pueden ser leídas ahora.
Después de jugar en los mejores equipos de Brasil (jugar es un decir) recaló en México y Estados Unidos donde aún tuvo que saltar alguna vez al campo lesionándose poco después y así sucesivamente. Volvió a Brasil y otra vez consiguió no saltar al terreno de juego pero eso si, todos los meses cobraba un suculento sueldo.
Al final de su carrera recaló en Francia, como era brasileño se pensó y se vendió la idea de que era un crack que iba a traer la gloria a este equipo (Ajaccio era el equipo en cuestión de la segunda División Francesa). En la presentación había numerosos balones para que hiciera virguerías, como no sabía hacer ninguna hizo lo que haría cualquier fan, enloquecido empezó a besarse el escudo y a tirar balones a los seguidores, saludándoles como si en ello le fuera la vida. Nunca aguantó más de 20 minutos dentro de un terreno de juego pero eso sí, la hinchada le quería.Y al mismo tiempo que vemos como súper jugadores se retiran antes de tiempo, por decepciones, lesiones, bajo rendimiento... tenemos el caso del mayor estafador de la historia del fútbol, que consiguió jugar o mejor dicho cobrar sueldos profesionales de futbolista hasta los 39 años sin saber jugar al fútbol.Un futbolista famoso que ha hablado sobre él y le conoció es Ricardo Rocha, ese defensa brasileño que jugó en el Real Madrid y que opina que Carlos Henrique Raposo "no sabe ni jugar a las cartas" y nunca le vio jugar porque tenía un problema con los pies. Es más, hay otros como el futbolista profesional Renato Gaúcho que le conoció de primera mano que asegura: "Es el mayor enemigo de un balón de fútbol que haya visto en mi vida" Carlos Kaiser Henrique Raposo, futbolista (y estafador) profesional