OH, MI POBRE POLLA (fragmento)
La fiesta de cumpleaños había sido un completo desparrame, la gente empezó a sacar drogas y parecía que estas crecían en sus bolsillos de manera infinita, estaban por todas partes. Los baños hervían de actividad, la gente merodeaba en el exterior esperando su turno y en el interior se oían voces extrañas que salían del fondo de los retretes. Un tío se había ido a la calle y había roto a llorar, otros se retorcían al ritmo de la música electrónica que servía hábilmente el DJ, giraban como alocadas peonzas dementes. Sí, era una generación de seres perdidos de pupilas dilatadas intentando encontrar respuestas o, por lo menos, intentando olvidarse de las preguntas. Él se mordía los labios en la barra observando el panorama. Poco antes un moro que no conocía de nada le había invitado a coca a cambio de que fuese él quien pintase las rayas, ya que por lo visto el moro se veía incapaz de tamaña tarea. Ofreció gustoso su ayuda al moro y no escatimó en la cantidad. Ahora sorbía inquieto una copa de absenta con agua, era una absenta flojita, de 50 grados. Un tipo se acodó en la barra a su lado y sacó una bolsita, vacío su contenido sobre la barra con una mueca de desprecio y hastío, una enorme montaña de polvo blanco surgió ante ellos. El tipo se giró hacia él y le dijo algo totalmente incomprensible. Vista la poca fluidez de la conversación probó con el lenguaje de los signos, entonces sí le entendió, el tipo necesitaba una tarjeta, él le acercó una de su cartera y el tipo comenzó a dar forma a la montaña de polvo blanco con ella de manera espasmódica, como un pintor loco que da brochazos violentamente a un lienzo magistral (...)
Carlos Salcedo Odklas. Malos tiempos. Ediciones Lupercalia, mayo de 2014. Prólogo de Pepe Pereza. Epílogo de Alfonso Xen Rabanal. Ilustraciones de Silvia Flechoso. Fotografía de portada de Raquel G. G. Santaolalla. Correcciones de Sandra Alonso y David González.