Este año se conmemora los 300 años de la fundación del Convento de Santa Teresa de Jesús en Arequipa. La famosa reforma carmelita de Santa Teresa de Ávila llegó al Perú en los siglos XVII y XVIII con la fundación de varios conventos en Lima, Cuzco, Ayacucho, Arequipa y Trujillo. La edificación del monasterio femenino se culminó en 1710. Con ocasión de tan especial aniversario, el Centro de Estudios Peruanos de la UCSP organizó junto con la Orden en Arequipa, con el auspicio del Instituto Nacional de Cultura, el Ciclo de conferencias de Historia y Espiritualidad Carmelita titulado ¨En el tricentenario de fundación del Monasterio de San José y Santa Teresa¨. El ciclo de conferencias abordó los orígenes de la orden y reforma carmelita; su llegada al Perú y la historia de la fundación del Convento Santa Teresa de Arequipa; y la espiritualidad de la orden, la vocación carmelita y su aporte al mundo actual. El evento contó con la presencia de destacados sacerdotes carmelitas como el P. Pedro Zubieta y el P. Vicario Angel Zapata Bances, así como el Director del Instituto Regional de Cultura, Dr. Franz Grupp y el historiador Dr. José Antonio Benito. Además se contó con la participación del grupo Takillakta que ofreció un concierto de música folklórico-religiosa, como colofón del evento y tras un animado video-fórum sobre el documental de Santa Teresa de TVE, protagonizado por la célebre actriz Conchita Velasco.
Les comparto la introducción de mi charla y la foto del P. Zubieta, quien nos brindó una magistral conferencia sobre la trayectoria histórica del carisma de las Carmelitas Descalzas:
Conmemoramos 300 años de presencia de las MM. Carmelitas, mirando al pasado con gratitud, el presente con pasión viviendo el gozo de la indulgencia, de la liturgia; el futuro con confianza y esperanza.
En primer lugar, haremos un recorrido histórico acerca de la historia del Carmelo; Lo haré guiado por uno de los grandes historiadores carmelitas Efrén de la Madre de Dios. En segundo lugar nos detendremos en la reforma de Santa Teresa y su vinculación con América, ayudándonos de las obras de Mons. Polit “La familia de Santa Teresa en América” y el P. Teófanes Egido “Claves de la Reforma Católica”.
Cuenta el célebre Deán Valdivia: “El venerable hermano Gonzalo Báez acompañó a un sacerdote que fue llamado para auxiliar a un moribundo que se hallaba en el sitio donde existe el Monasterio de Santa Teresa. Báez experimentó tanta fragancia que echó mano a las flores que veía allí cerca y conoció interiormente que aquel sitio era destinado para huerto de mejores flores; se sintió impulsado y descubrió el secreto. Años después de este suceso pasaron por esta ciudad en 1665 dos religiosas carmelitas naturales de Arequipa, pero venidas de Lima a fundar el Monasterio de la Plata y los vecinos entraron en el deseo de hacer fundación en esta ciudad , ofreciendo varias cantidades por escrituras públicas” (Fragmentos para la historia de Arequipa pp.214-215, Cap. “Templos y primera parroquia de la Ciudad, 1847).
Un primer momento surge por tanto a partir del paso por Arequipa de la Madre Teresa Antonia del Espíritu Santo Butrón y Mujica y su sobrina Madre Inés de Jesús Moscoso y Butrón ambas arequipeñas procedentes del Carmelo de Lima, que viajaban hacia Chuquisaca (Bolivia) con el propósito de fundar un monasterio de Carmelitas. Su estadía fugaz por Arequipa fue lo suficiente para convencer a parientes y amigos de la necesidad de fundar en nuestras tierras un monasterio. Ellas mismas en 1673 viajan de Chuquisaca al Cuzco para otra fundación. Durante su estadía en el Cuzco reanudaron sus esfuerzos para lograr sus ardientes anhelos de fundar en la Ciudad Blanca, pero fallecen sin verlos realizados. Pero no fueron vanos sus trabajos, pues quedó sembrada la semilla en varios arequipeños.
Otro punto de partida es la Real Cédula recibida el 21 de Mayo de 1684 autorizando la fundación del Monasterio de Carmelitas en Arequipa, los benefactores se presentan: Las hermanas Arve cedieron el terreno, también tenemos a Francisco Goizueta y Maldonado, Juan Núñez Ladrón de Guevara, entre otros.
En 1702 se coloca la primera piedra en el lugar que sería el altar mayor del templo; la construcción se iba realizando con lentitud y a veces con intervalos de tiempo por falta de recursos.
En 1707 recién llegado el corregidor Bartolomé Sánchez Manchego (Pariente de Nuestra Madre Santa Teresa a de Jesús) da impulsos a los trabajos y es así que el Cabildo de Justicia y regimiento de la ciudad, y el Doctor Don José Antonio Moscoso Cura del pueblo de Sicuani, piden carmelitas al Monasterio del Cuzco. Son nombradas para nuestra fundación las Madres: María de Cristo Rado y Zabala, Antonia del Espíritu Santo Butrón y Micaela de santa Teresa, llegaron en agosto de 1709 y se hospedaron, en la casa de Don Francisco Butrón , tío de M. Antonia, rápidamente afloraron nuevas vocaciones, consecuencia de la Vida de ejemplar austeridad que vivían
Conocemos la inauguración. A las cuatro de la tarde del domingo 23 de noviembre de 1710, una multitudinaria procesión salió de la catedral; una nube de incienso abrió el cortejo que pasaba bajo los arcos adornados de Flores y ante los altares levantados en los portones de las casas, la Procesión tomó la calle de la alcantarilla (San Francisco) Siguió de frente hasta el Templo de San Francisco donde hizo un pausa y subió hasta llegar a lo que entonces era uno de los confines de la ciudad, en las estribaciones de la Pampa de Miraflores.
El cortejo comprendía a los dos cabildos: civil y eclesiástico, engalanados caballeros y funcionarios, clérigos, monaguillos, a las congregaciones religiosas con sus respectivos Hábitos. EL Deán de la Catedral Rodrigo de Villegas Bajo el Palio portaba la Eucaristía en una rica Custodia, Las imágenes de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, San Ignacio de Loyola, San Pedro Nolasco, San Juan de Dios, Santa Marta, Santa Catalina, Nuestra Madre Santa Teresa de Jesús, nuestro Padre San José, y Nuestra Madre Santísima del Carmen.
En medio del cortejo iban las tres Madres fundadoras; llovían pétalos de flores a su paso desde algunos balcones; se entonaban cánticos y plegarias y toda la música que se pudo conseguir
.Se cantaron las vísperas y tras las bendiciones las Madres fueron llevadas a la portería del nuevo monasterio, allí rindieron obediencia al cabildo con cede vacante y se leyó el nombramiento como priora a la Madre María de Cristo.
Ese mismo día ingresaron con ellas dos vocaciones: Isabel de Orihuela y Juana María Butrón
Recuerda el historiador Francisco Javier Echevarría: “Toda aquella noche no pararon las gentes de manifestar, la alegría que les rebasaba. Los castillos que se incendiaban de hora en hora, los fuegos que se disparaban, las candelas que se atizaban y consumían y las encamisadas que se remudaban serán en la memoria el monumento eterno de la celebridad de este día, el más grande y festivo que se había visto en la ciudad desde su población”.