Durante demasiado tiempo hemos vivido la duda que acompaña a los extraños compañeros de cama que puede hacer la matemática política. Un PP dividido y desnortado en Asturias, pierde la mitad de sus concejales en Gijón, pero en favor de otra formación ideológicamente similar; después, las disputas internas entre ambos partidos, deja entrever que podría seguir gobernando el PSOE en minoría como formación más votada, con la desilusión y el desencanto entre los votantes de Foro Asturias y Partido Popular. Después, se apoya la candidatura “en contra de la disciplina de partido”. ¿Qué es eso?. En Gijón no queremos disciplinas ni servidumbres. No queremos que el consistorio se manipule desde Madrid, desde Génova o desde donde sea. Asturias es la región olvidada de administraciones populares y socialistas desde hace décadas y se necesita que sean los propios asturianos quienes tracen las líneas de la recuperación económica y laboral en contra de los intereses particulares de los partidos, de las regiones, de los bancos o de quien sea, pero en favor de los asturianos. Sigo pensando que la escisión del centro derecha asturiano hizo un flaco favor a las dos formaciones, sigo pensando que Cascos debería haberse presentando a las anteriores elecciones, en vez de dedicarse a la más relajada actividad de marchante consorte. Pero me alegro de que haya imperado el sentido común entre nuestros representantes públicos y tengamos la oportunidad de valorar si un gobierno municipal de otro color político aporta la frescura y la eficacia que tanto necesitamos en este Gijón del alma. De momento, se ha votado contra una disciplina de partido. Me alegro. Quien hubiese sido el responsable de la misma, no sentía nada por Gijón, no le importaba nada Gijón y defendía exclusivamente unos intereses partidistas como quien mueve fichas en un tablero de ajedrez, sin reparar en los ciudadanos. En el pecado tendrá la penitencia: Las elecciones generales están próximas y no se puede depositar el voto en quien defiende la “disciplina de partido” sino en quien lucha por el bienestar de los asturianos.
Bienvenida y suerte, Carmen.