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Hasta no hace mucho tiempo lo disimulaban unos y otros. Los cambalaches entre la iglesia de Roma y los políticos de izquierdas y derechas e independentistas en España se solapaban en lo posible, al menos hasta que los resultados quedaran a la vista de todo el mundo. Hubo ocasiones, como una que relata César Vidal en su entrevista en Periodista Digital con motivo de la presentación de su libro La historia secreta de la Iglesia Católica en España, en las que algún gerifalte de la conferencia episcopal solicitaba silencio al comunicador para que éste no revelara en su programa nocturno que la entonces nefasta e intrigante vicepresidenta de Gobierno, Rodríguez de la Vega, había viajado con urgencia a Suiza a pedir explicaciones a ETA por el atentado de la T4.
¿La iglesia católica protegiendo el secreto de las negociaciones entre el Gobierno yETA? No fue la primera vez, ni fue la última. En realidad, si afináramos más y si nos sujetáramos a la historia, la iglesia nunca dejó de proteger a ETA, ni a los nacionalismos, ni a los independentismos.
En la actualidad no hay que leer mucho entre líneas al consultar la prensa o atender a los noticiarios para comprender que al estado Vaticano, más que importarle un pimiento el problema independentista en España, le interesa en la medida que pueda sacar partido de la situación. Si a los diferentes papas que han gobernado el Vaticano les hubiera tocado el corazón el sufrimiento causado por el terrorismo y la persecución de sus feligreses a manos de matones y asesinos con quienes simpatizaban obispos y curas adeptos de ETA y el independentismo catalán, Roma habría puesto orden entre las sotanas vascas y catalanas. Pero eso jamás sucedió. Ni sucederá.
Y como hoy, ni a la globalista iglesia de Roma, ni a sus amigos comunistas, ni a sus protegidos desestabilizadores que promueven la inmigración ilegal y la invasión de occidente, les hace falta disimular, se reúnen a la vista de todos para dejar bien claro a quien quiera enterarse de que todos ellos comparten intereses y patrocinadores.
Según lo declarado al oportunista diario La Vanguardia, Carmena no ha tenido ningún reparo en asegurar que “si nadie duerme en la calle en Madrid, ningún inmigrante tampoco”. Es una lástima que a esta ex juez y antigua abogada de terroristas se le olvide, o quizás nunca se haya enterado en lo que por cuatro años fue su despacho municipal, que hay cerca de quinientas personas durmiendo habitualmente en las calles de Madrid, sin contar con los que están de paso.
Por su parte, Bergoglio, el mismo papa que, siguiendo la tradición de sus antecesores, ha sido incapaz de ofrecer una sola condena contra sus curas independentistas y pederastas que bienviven en las Vascongadas y Cataluña, ha tenido la desfachatez de decir a sus invitados que “la política se hace daño a sí misma y que no se puede vivir de la depredación”. Una palabra, “depredación”, cuyo significado parecen comprender muy bien los miles de refugiados e ilegales que están cometiendo violaciones y asaltos por toda Europa, y de quienes Bergoglio y sus ilustres visitantes no hacen mención jamás.
Para la farsante Ada Colau, lo más significativo de la reunión radica en que el papa está muy preocupado por el crecimiento de la ultraderecha en Europa (lo del aborto, para él, debe ser pura anécdota, con apenas cientos de miles de casos anuales solo en la Europa mediterránea).
La posterior foto que se hicieron en la plaza de San Pedro Carmena, Colau y Oscar Camps, el potentado mentiroso que recoge a bien alimentados inmigrantes que desembarcan de buques a pateras, y de pateras abordan al Open Arms, es un completo retrato de hipocresía y demagogia. Una exalcaldesa comunista y proetarra que trató de eliminar toda la simbología cristiana y navideña de Madrid(cosa que a Bergoglio no debió molestarle en su momento), una alcaldesa comunista e independentista encubierta de Barcelona que en sus años de juventud hacía burla de los creyentes ante la indiferencia del clero catalán, y el patrón de un barco de tráfico ilegal de seres humanos. Todos felices por haber recibido el plácet de Bergoglio, lugarteniente de Soros en el estado Vaticano.
Así que las dos guiñoles y el marinerito de Bergoglio y Soros ya tienen deberes para los próximos meses. Que alguien haga copias para Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Pablo Casado y Albert Rivera; que no han podido asistir.
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