Hubo una época en que en la Europa del Este imperaba la superstición del vampirismo, como una explicación a los acontecimientos que no podían explicarse. Se pensaba que eran creencias campesinas antiguas muy arraigadas entre los habitantes de estos pueblos.
El vampiro de este relato es un especimen de 150 años, de sexo femenino, y que se encuentra en una región de Austria, concretamente en el estado de Estiria. Se trata de un ser apático por naturaleza, como todos los vampiros. Se alimenta de la vida (sangre) de sus víctimas, como hacen todos los vampiros. Pero en algunas ocasiones salen de esa apatía, y ante determinadas presas, en esa fascinación que la futura víctima les ha despertado, disfrutan estirando en el tiempo ese proceso por el que se le va dando muerte. Quieren alargar el estoque. En estos casos, cuenta el experto, que el vampiro “economizará y demorará su disfrute asesino con el refinamiento de un epicúreo y lo acrecenterá mediante las aproximaciones graduales de un galante ingenioso”. El título del libro, es el nombre de este vampiro mujer, Carmilla, que en otros tiempos fue Mircalla o Millarca ...
Laura es la narradora superviviente del ataque de este maléfico y engatusador especimen. Te lo cuenta, pero tambien, hablándote de usted, te avisa: “voy a contarte algo tan extraño que será preciso toda su fe en mi veracidad para que pueda creer mi historia” …
Y ahí empieza la historia contado en un ambiente gótico y en una atmósfera que es quizá lo que más me atrae de este tipo de relatos que han logrado pasar el filtro del tiempo: misterio, pesquisas, supersticiones; castillos de piedra, habitaciones decoradas con muebles de más de tres siglos de antigüedad; institutrices, curas de negra sotana; carruajes, caminos solitarios, pueblos deshabitados; criados de aspecto extraño, personajes provenientes de familias con apellidos muy antiguos y nobles y que resultan tan hospitalarios, galantes, encantadores, valientes y altruistas ...
Si el personaje del vampiro tiene esa fuerza que hipnotiza, de aniquilamiento de la voluntad, exagerando un poquito, por lo mucho que me gusta este tipo de escritura de una época (aunque para mí no es exageración) diría del texto que se trata de un lenguaje casi hipnotizador, en el sentido de que mientras lo lees, lo encuentras sumamente agradable, porque con ese estilo tan peculiar, te conduce a ese estado plácido de abandono a la lectura que no siempre se encuentra.
POSDATA: Este relato de vampiros, es anterior al que seguro que todos conocemos: “Drácula” de Bram Stoker. En mi forma de ver las cosas, la novela de “Drácula” no tiene la carga pasional, de atración amorosa, ese “morir juntos para luego poder vivir en compañía”, que sí tiene “Carmilla”, y que sin embargo, la película “Drácula de Bram Stoker” del director Francis Ford Coppola sí le dio, a pesar de no existir ese enfoque en la novela (siempre según mi interpretación ¡ojo!)