Orquesta Oviedo Filarmonia - Coro de la Fundación Príncipe de Asturias (director: José Esteban G. Miranda) - Coral Infantil de la Fundación Príncipe de Asturias (directora: Natalia Ruisánchez).
Milagros Poblador, soprano - Jordi Domènech, contratenor - Àngel Òdena, barítono.
Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo (director: Miguel A. Campos) - Coral Polifónica de Asturias "Cruz de la Victoria" (director: Fernando Agüeria) - Coral Polifónica Gijonesa "Anselmo Solar" (directores: Policarpo Muñiz y Vicente Cueva Díaz) - Coro Universitario de Oviedo (director: Joaquín Valdeón) - Joven Coro de la Fundación Príncipe de Asturias (director: José Ángel Émbil).
MARZIO CONTI, Director.
Escuchar a siete coros, unas 400 voces, participando en la obra coral más famosa del siglo XX es algo que impresiona a cualquiera, y si además son "de casa", corroborando la gran tradición coral asturiana, no era de extrañar el lleno total incluída la Sala Polivalente (que en contadas ocasiones se abre). El Fortuna Imperatrix Mundi pone la carne de gallina a cualquiera.
Emocionante ver el interés de los asistentes por ir siguiendo la letra y su traducción en el excelente programa editado por la entidad bancaria catalana, pasando hoja cual coristas "mudos", mayoría de público no habitual a los conciertos que se notaba en sus gestos de saludo a conocidos (cual heavy metal), levantarse en mitad de un número, entrar una vez comenzado el concierto (daban el cante sobre todo en la Polivalente, telón de fondo transparente), envío de SMS comentando que estaban en un concierto, móviles / celulares sonando, comentarios, tarareos más bien desafinados de las partes corales... pero disfrutando con la música, que es de lo que se trate y siempre defenderé.
Una dirección atenta a todos (lo que es difícil) y con las ideas muy claras.
Una orquesta flexible, profesional y disciplinada, capaz de sonar potente, pese al número menor del exigido, "sin caer en fanfarrias".
Un barítono poderoso y técnicamente pleno (aunque algo desajustado en el Estuans interius) que hizo suya la partitura, destacando los registros extremos del Circa mea pectora, y bien conocido en Oviedo.
Un contratenor al que tendré que seguir de cerca en el repertorio barroco, pues valor (como los soldados) y saber estar lo demostró con creces a pesar de lo breve del papel.
Una soprano que supo unir técnica y buen gusto, en ella habitual, con un color vocal muy apropiado (In trutina), candoroso (Dulcissime) y empastado con el resto (Tempus est iocundum).
Un coro infantil que se comportó con una serenidad y madurez apabullante, no extrañándome la cara de su directora pendiente y emocionada (aunque de reojo desde su cuerda de sopranos).
Los anfitriones que están en su momento dulce para todas las cuerdas, en solitario y conjuntas, ricas de matices (lástima el ruido de la megafonía interna que no se desconectó tras la presentación inicial), dominadoras de un repertorio sinfónico coral con el que llevan años, y versátiles al acatar cualquier dirección, máxime cuando como la de este caluroso jueves, les permitió rendir plenos.
A la vista de lo que podemos hacer en y desde Asturias, sólo dejo una pregunta en el aire: ¿para cuándo la "Sinfonía de los Mil" de Mahler? Aún tenemos año y medio de aniversario...
Mañana toca despedir a Max.