El guardián de semejante museo (con permiso de Jordi y Ruth) es Ricky, el loro de la bodega, quien no duda en saludar a los que acuden a ponerse finos bien sea con el surtido de tapas locales como con sus distintos y abundantes platos. Cocina sencilla y efectiva, sin experimentos y siempre servida en la mesa con cariño.
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