Carrera Literaria-Con mal tono (7)

Por Gfg

El narrador está bien elegido y la impaciencia del escritor neófito va en aumento. Ya está preparado como el que más para abordar su obra, esa obra llena de amor y misterio. Por eso, comienza rápido, taladrando las primeras cuartillas con una seguridad manifiesta que le provoca un poco de pánico. ¿Es posible que todo vaya bien cuando todo ha ido mal hasta el momento? El escritor opera prima es consciente de que la suerte también existe y que, quizá, sea su momento. Pero, como es predecible, no ocurre. Esto es debido al tono, una especie de tontería que no importa a nadie y, menos que a nadie, al autor. Porque al escritor que comienza ese concepto le suena a música celestial. Por ello escribe de manera informal y dicharachera, con muchas muletillas coloquiales, pues redacta como habla y siempre le han dicho que la naturalidad es básica para conseguir el éxito. Además, y no es poca cosa, le da mucha confianza en sus capacidades tan limitadas.Y, sin embargo, escribir una obra ligera y graciosa, por muy interesante que sea, tiene sus riesgos en el mundo editorial, a menos que uno sea Cortázar u Oscar Wilde, algo que no suele ocurrir. El autor novel corre el riesgo de que le juzguen únicamente por el tono de la obra (ligero, informal y divertido) sin llegar a una lectura más profunda, y quede como un tipo simpático, hasta agradable para tomar un café, pero poco fiable. Por eso es recomendable para el escritor no-publicado, que la primera obra tenga un tono serio, formal, que mezcle frases breves pero también largas e, incluso muy largas, extremadamente largas, que demuestren la pericia narrativa del pulidor de palabras, con un argumento contundente, definitivo, y con una ironía muy medida y sutil. 
El problema es que él todavía no lo sabe y puede que nunca lo descubra.