¿Cuándo acaba una novela? Buena pregunta. Nadie lo sabe con certeza. Los viejos de lugar dicen que cuando las ideas se agotan. Otros, que un poco antes de que se agoten. Difícil cuestión. Hay escritores que solo escriben una obra, la misma obra, durante toda su vida. Y no lo digo metafóricamente. Ya sé que todo escritor que se precie, por muchos libros que produzca, siempre escribe el mismo. No, me refiero a ese escritor que se pasa todo la vida mejorando su opera prima, sin atreverse a presentarla al público,hasta morir con ella entre los brazos.Esto se debe, principalmente, a que los escritores-neófitos tienden a contar todo en su primera obra. Y al decir todo, es todo. Por eso meten cientos de personajes, docenas de tramas, múltiples voces narrativas, diferentes estilos. Su cabeza desborda y quieren demostrar todas sus capacidades sin darse cuenta de que las capacidades suelen ser escasas y que más vale dosificarlas. Pero eso tiene un nombre, se llama experiencia, algo que a ellos les falta aunque les llegará, seguro, con el tiempo.Por eso, cuando están en las etapas finales, se producen dos tendencias: los que atajan y quieren llegar rápido al the end de la obra. O los que siguen mareando la perdiz.En cualquier caso, ambos comienzan a detectar repeticiones, salidas de tono, exceso de personajes. Es entonces cuando la sangre fría se impone. El escritor inteligente podará el árbol sin compasión para oxigenar la obra y que deje otear el bosque. El escritor vanidoso querrá mantener todo el entramado literario bajo el alto pensamiento que lo ha escrito él y, por tanto, es un legado para toda la Humanidad.
¿Cuándo acaba una novela? Buena pregunta. Nadie lo sabe con certeza. Los viejos de lugar dicen que cuando las ideas se agotan. Otros, que un poco antes de que se agoten. Difícil cuestión. Hay escritores que solo escriben una obra, la misma obra, durante toda su vida. Y no lo digo metafóricamente. Ya sé que todo escritor que se precie, por muchos libros que produzca, siempre escribe el mismo. No, me refiero a ese escritor que se pasa todo la vida mejorando su opera prima, sin atreverse a presentarla al público,hasta morir con ella entre los brazos.Esto se debe, principalmente, a que los escritores-neófitos tienden a contar todo en su primera obra. Y al decir todo, es todo. Por eso meten cientos de personajes, docenas de tramas, múltiples voces narrativas, diferentes estilos. Su cabeza desborda y quieren demostrar todas sus capacidades sin darse cuenta de que las capacidades suelen ser escasas y que más vale dosificarlas. Pero eso tiene un nombre, se llama experiencia, algo que a ellos les falta aunque les llegará, seguro, con el tiempo.Por eso, cuando están en las etapas finales, se producen dos tendencias: los que atajan y quieren llegar rápido al the end de la obra. O los que siguen mareando la perdiz.En cualquier caso, ambos comienzan a detectar repeticiones, salidas de tono, exceso de personajes. Es entonces cuando la sangre fría se impone. El escritor inteligente podará el árbol sin compasión para oxigenar la obra y que deje otear el bosque. El escritor vanidoso querrá mantener todo el entramado literario bajo el alto pensamiento que lo ha escrito él y, por tanto, es un legado para toda la Humanidad.