Las redes sociales se han llenado de comentarios e hilos sobre la edad dorada de los juegos de rol, de la creación, de los proyectos, de aplaudir iniciativas que duran dos días, y demás ruido que acaba silenciado por la propia inercia de las cosas. No existe una edad dorada. Las editoriales españolas se dedican más a la traducción que a la producción propia y eso lastra que un juego pueda convertirse en un clásico. Me explico: Si a alguien le preguntas qué juegos de rol clásico conoce seguramente te dirá D&D, La Llamada de Cthulhu, Pendragón, Runequest , Ars Magica y MERP o Aquelarre. Quizás alguno añada Cyberpunk o Vampiro. Si preguntas a qué juego te ves jugando dentro de diez años, seguramente las respuestas serán La Llamada de Cthulhu, Runequest, Vampiro, Aquelarre, D&D… no creo que haya un juego creado en la última década que aparezca en la lista, aunque de aparecer uno sería Pathfinder.
¿Y por qué pienso eso? Pues muy sencillo. Esos juegos recibieron en su día mucho apoyo por parte de sus editoras, principalmente porque sólo tenían ese juego en su catálogo, algunas un par más apoyados por el mismo sistema, o con alguna variación leve, que usaba su producto estrella. ¿Cuántos suplementos existen de La Llamada de Cthulhu? ¿Y de Pendragón? ¿Vampiro cuántos tiene? Y ahora, salvo Pathfinder, ¿cuántos suplementos llegan a tener los juegos actuales? ¿Hay realmente un apoyo de las editoriales porque sus productos se vendan, se juegan y se siga hablando de ellos dentro de 20 años o realmente se dedican a sacar juegos de boom rápido, ganancia express y a otra cosa?Si dentro de 20 años mi hija va a una tienda y pregunta por un juego de rol clásico para comprar (seguramente para regalárselo a su viejo padre), no creo que el vendedor se salga de Vampiro, Aquelarre, D&D o La Llamada de Cthulhu. Me agradaría mucho saber que menta Aventuras en la Marca del Este o El Anillo Único, pero no creo que eso suceda. Los juegos de ahora carecen de cosas que los de antaño tenían: sentimiento, continuidad, calor. Ahora el mercado está saturado, las editoriales sacan más básicos que suplementos, desde que se inventó el término “campaña” la gente termina una historia y pasa a otra. ¿Cuántos grupos pasan lustros, e incluso décadas, jugando al mismo juego de rol de manera continua? Y no me refiero a un grupo como pueda ser La Hermanada de la Espada Negra, no, que jueguen a un juego comprado y no hecho por ellos.
Así pues, el único juego que creo que realmente tiene un futuro, al que la gente juega con más asiduidad y que está hecho como los juegos de antes, sin esas pretensiones de querer convertirse en un best seller en su primer día, es Aventuras en la Marca del Este. Cuatro cajas de juego, dos recopilatorios de relatos y una novela, cinco módulos de juego oficiales, una ambientación adicional y, por supuesto, su propio set de dados. Añadimos la traducción al inglés y un futuro juego de mesa y creo que son mimbres suficientes para estar hablando de un juego de rol español para añadir a los clásicos Aquelarre, Exo y Comandos de Guerra.