Cars 3, de intenciones no se vive

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

En 2006, cuando estábamos a la expectativa de ver una película con autos que hablan, nadie dudaba de la capacidad de Pixar para crear algo memorable. La audiencia como siempre respondió con una gran taquilla, pero por primera vez se tuvo el rechazo de la crítica que vio una baja de calidad en comparación a las historias que nos tenían acostumbrados. Luego para sorpresa de todos, se anuncia una secuela que nadie pidió, y que luego se puso en evidencia que fue realizada por chantaje comercial al haber sido adquiridos por Disney y obligados a generar harto dinero porque de todos los personajes (Wall-E, Up), nadie había vendido tanto como ‘Cars’. Ahora después de tanto tiempo, parece que los ejecutivos quienes vociferaban jamás realizar secuelas innecesarias, buscan redimirse con una tercera película que logre salvar el buen nombre de Pixar.

La trama narra el ocaso de la vida profesional del corredor Rayo McQueen.  Cierto que estamos hablando de carros que hablan, pero nunca se ha escondido la temática principal que es el de mostrar el espíritu sano de competencia. Repentinamente nuevos competidores jóvenes comienzan a poner en evidencia que Rayo MacQueen debe de pensar en el retiro, lógico que quiere seguir en la cima, hasta que en uno de sus intentos por lograr superar a su rival, comete un terrible error que termina en el choque impactante que tanto nos venden los tráilers. En teoría la premisa funciona porque va de acuerdo a la motivación de vida que tiene tu protagonista. Atrás por fin se quedan las tramas absurdas de conspiraciones ecológicas de la segunda parte y se regresa lo básico que es construir tu película alrededor de un Rayo McQueen que se enfrenta a enemigo del paso del tiempo.

Como es costumbre, se deben de agregar los personajes de comedia como Mate para alegrar el día. Me guste o no forman parte de la saga, además que no puedes eliminarlos de la noche a la mañana, sin terminar con explicaciones absurdas como que fueron secuestrados por extraterrestres. Sin embargo, para mi sorpresa, la mayoría del tiempo la absurda comedía se mantiene relegada en favor de mantener seriedad en la historia que se quiere contar.

El director Brian Fee, mantiene la mayoría del tiempo el control de una obra que se hubiera beneficiado del formato de cortometraje. Existen demasiados montajes de entrenamientos, escenas largas en una sola ubicación que no aportan demasiado, o visitas a lugares que pretenden crear nostalgia de una primera película que ya se olvidó. Por más esfuerzo que se hace para que fluya la película con naturalidad, no deja de sentirse como un gran relleno.

En mi ingenuidad llegue a pensar que Pixar daría importancia a este proyecto, pero al ceder el control al novato director Brian Fee, se confirma que esto es su vaca de hacer dinero. Cierto que esta vez el libreto tiene algo que ofrecer, más no se tiene la experiencia para que la obra trascienda. Claro ejemplo es como la falta de dramatismo merma demasiado a este filme, tanto que se hacen a un lado las consecuencias del aparatoso accidente que sufre Rayo McQueen y los hacen pasar como meros rasguños. Esta bien que sea una película infantil, más no puedes cometer el error de quitarle importancia a un evento clave en la vida de tu protagonista.

Es lamentable que el conflicto principal de decidir el futuro de Rayo McQueen en el circuito de carreras, sea decidido de tal forma que pase desapercibido. La elección de Cruz Ramírez como substituto femenino ocurre como una idea repentina. Con esto no quiero decir que no se haya justificado, después de todo tenemos toda una película que apunta a tal conclusión.  El error esta en la falta de emotividad. En donde debió de haber existido un gran montaje dramático que acentué el momento, en segundos regresamos a la gran carrera de autos porque se supone es lo que nos mantiene despiertos. De nada sirve presumir el realismo en el asfalto del circuito de carreras, cuando no eres sincero con tu protagonista para ofrecer una auténtica aventura que te haga sentir que valió la pena.

En lo general ‘Cars 3’ no es terrible, pero no quita del todo el mal sabor de boca de sus predecesoras. Tal y como llegó al cine como un producto para vender, nos deja con un filme que se dedicó ha intentar solucionar la falta de calidad en su historia, pero que no lo logra por la falta de capacidad y atención por parte de Pixar. Y eso no se vale.