Pequeña Laila…
A tus escasos 8 meses apenas has tenido tiempo de saborear la vida y de disfrutar de las muchas buenas cosas que puede ofrecerte. Tu temprana muerte, que nos ha indignado a muchos, ha cercenado todo un proyecto de vida e ilusiones que gracias a la locura demencial de los fanatizados dirigentes de Hamas ya nunca verán la luz. ¿Quién sabe si en un futuro cercano hubieras descubierto la cura para el cáncer, o hubieras acabado con el hambre en el mundo, o simplemente hubieras sido una buena mujer, una buena madre y una buena amiga o vecina? En cualquiera de los casos tu pérdida es irreparable.
Por desgracia naciste en un lugar, Gaza, sometido con mano de hierro por una organización radical y mafiosa carente del más mínimo escrúpulo en usar a su población como prescindible carne de cañón para conseguir titulares en Occidente y condenas en los organismos internacionales que sirvan de pantalla a sus execrables crímenes y a su odio contra Israel.
Por desgracia tuviste unos padres tan irresponsables como para llevarte de forma premeditada a una zona de conflicto donde eran previsibles actos de violencia y para los cuales seguramente tu vida valía menos que la jihad contra el “judio invasor”, pese a que el “judio invasor” hace años abandonó voluntariamente Gaza. Ahora esos padres, que no merecias, gozaran de “reconocimiento” en esa sociedad enferma de odio y violencia como es la sociedad palestina en vez de la reprobación y castigo que cabría esperar a unos progenitores tan absolutamente negligentes en su labor más sagrada, la de protegerte y cuidarte, y el ente palestino, ceremoniosamente, en vez de amonestarles y juzgarles les gratificara por el coste de tu corta vida cuya muerte alentaron como propagandístico escudo humano.
Por desgracia en tu breve vida, de forma inconsciente, formaste parte de todo un engranaje político terrorista destinado únicamente a la destrucción y exterminio de un país vecino. Un engranaje, delirante hasta decir basta, que lucra a quienes provocan muertes, como la tuya, y destrucción indiscriminada. Un engranaje de violencia malsana y enfermiza, de victimismo y falsedades que por desgracia ya acumula demasiados años y que ha ocasionado demasiadas víctimas. Ese engranaje es la maquinaria del antisionismo en su versión más cruda y violenta, el nacionalismo excluyente palestino y el integrismo de Hamas y de otras organizaciones terroristas parecidas como la Yihad Islámica.
Por desgracia, pequeña Laila, tu muerte será utilizada por un no pequeño número de carroñeros mediáticos para exonerar a los verdaderos culpables y responsables de ella y no a quienes se defienden de los actos en los que tú nunca tenías que haber estado.
A esos carroñeros se unirán otras, igualmente despreciables, que viven en la burocrática opulencia de organizaciones internacionales u ong´s que, presuntamente, sólo presuntamente, fingen ayudar al pueblo palestino pero que lo único que pretenden es seguir lucrándose a base de víctimas como tu y perpetuar un conflicto que nunca llegara mientras no acepten que Israel tiene derecho a existir y vivir en paz.
Por desgracia, pequeña Laila, tu muerte será absolutamente en vano, por que el objetivo de aquellos que te pusieron en el disparadero no es la creación de un estado palestino ni el bienestar de tu pueblo, sino la destrucción y exterminio de otro estado, Israel, y otro pueblo, el judío, que nunca dejará de defenderse.
Espero que en el lugar en el que estés ahora, sea donde sea, halles la merecida paz que tus mayores, los políticos que les gobiernan y las organizaciones que simulan apoyarles te negaron. Me voy despidiendo, pequeña Laila, no sin antes recordar una frase demoledora frase que encarna en toda su crudeza la realidad del conflicto árabe israelí:
“La paz llegará el día que los palestinos quieran a sus hijos mas de lo que odian a nosotros”
´- Golda Meir
Ese día todavía no ha llegado.
Descansa en paz, pequeña Laila.