Nuestros hijos son el reflejo de todo lo que hacemos, decimos y aconsejamos en la vida diaria, por ese motivo quise reunir algunos puntos para que mi hija entienda que primero está el amor hacia ella misma y luego podrá entender el amor hacia otros.
Ama cada parte de tu cuerpo. No te critiques, no pidas perfección, no pidas grandes cambios o exageradas siluetas como las venden en tv o revistas.
Sé tú misma y lo más importante, jamás dejes de serlo.
Sonríe. Hazlo siempre que puedas, no camines amargada por la vida, vive cada momento, ríe y haz reir a otros, tu sonrisa será de la que todos se acordarán y dirá mucho de tu vida.
Ríete de ti misma. Si es posible búrlate de alguna caída o "anécdota" que te pasó. No te agobies si te caíste frente al chico que te gusta, si te ríes de eso, créeme que todo será mejor.
Nunca dejes que te digan qué hacer. Toma tus decisiones, equivócate, pero será sabiendo que fue tu decisión y de nadie más.
Tómate tu tiempo. No te apures, la vida es corta y debes vivir cada momento como si fuera el último. Uno nunca sabe cuándo pasarán las cosas malas. Es duro pero es la realidad.
Ayuda. Hazlo siempre que puedas, nunca niegues un vaso de agua o una rica chompita a quien pueda necesitarla, no sabes cómo la vida te devuelve todo lo bueno que haces sin mirar a quien. No sólo en material, sino cuidándote y guiando tu camino.
Ama. Ama todo lo que haces, enamórate de lo que haces, de cómo lo haces, para quien lo haces, apasionate de la vida y de sus hermosas virtudes que tiene para darte.
No juzgues. A la vida no vinimos para juzgar, sino para vivir. Para disfrutar, para crear experiencias y momentos hermosos.
Disfruta. Viaja, conoce, comparte, descubre, crea momentos con personas de otros lugares, crea experiencias y anécdotas qué contar.
Conócete. No pienses que la vida es una secuencia como muchos creen. La vida no es nacer, estudiar, trabajar, casarse, tener hijos y morir. Descubre qué es lo que quieres.
Sé agradecida. Siempre agradece. Por más pequeño que te parezca el gesto, hazlo.
Pide. No dinero, ni riquezas, no ropa, ni zapatos. No lujos, ni caprichos. Pide por tu salud y por la de tu familia.
Respeta. Acuérdate hija mía, que para respetar no existen edades, si tienes que hacerlo con una persona menor que tú, hazlo. Siempre respeta las creencias, cultura y forma de ser de los demás. No pidas jamás que piensen o sean como tú.
Valora. Todo lo que uno hace tiene que ser valorado y bien recibido por lo demás, haz lo mismo tú también. Valora todo, desde lo más pequeño hasta el detalle más grande.
Cuida. Acuérdate hija, que no todos tienen la misma suerte. Cuida tu vida. Cuídate.
Comparte. Un pan, un chocolate, un asiento, un abrigo, una tarea, un buen libro.
Sé buena. Buena, no cojuda. No dejes que te tomen el pelo. Pero enfócate en siempre ser buena sabiendo que esa persona te brinda su confianza.
Confía. Sé que ahora la confianza está sobrevalorada, que así no más no debemos confiar, pero hija, creéme que aún hay gente en quien se puede confiar, quedan pocos, pero aún hay.
No trato que seas perfecta. Trato de enseñarte lo poco que sé y con mucho amor.
Te amo.