Carta a Nevenka Fernández

Publicado el 08 marzo 2021 por Monpalentina @FFroi

Vuelve estos días a la actualidad el caso de Nevenka Fernández. Ana Pastor, a través de su productora Newtral estrena estos días en Netflix un documental dirigido por otra mujer, Maribel Sánchez Maroto. 20 años después, Nevenka lo deja claro después de ganar el primer caso de acoso sexual: "O denunciaba, o me moría". Todos se inclinaron en la defensa del alcalde y Nevenka abandonó Ponferrada para rehacer su vida en Gran Bretaña. Hay historias que te cambian la vida, como bien escribe nuestra colaboradora Carmen Arroyo, una de las homenajeadas en este día de la mujer por el Ayuntamiento de Palencia.

El precio de tu valentía

El 1 de marzo del año 2.001, salió a la luz -por decisión de la víctima-, una historia de acoso y derribo por parte de un jefe a una subordinada: Ismael, alcalde de Ponferrada y Nevenka, concejal de Hacienda en el mismo Ayuntamiento. Él, casi le doblaba la edad. Ella era una joven inteligente y hermosa, con una prometedora carrera política. Todo se truncó. Un romance con el jefe, que ella decidió cortar a tiempo al comprobar que aquello no era el amor que toda joven espera, dio al traste con sus ilusiones. Y se vio acosada, humillada, perseguida, calumniada, en fin, sometida a un largo calvario que la llevó a una profunda depresión y sufrimiento. De la noche a la mañana la convirtieron, con dardos envenenados, en la mala de la película mientras todos aclamaban al jefe que demostró su hombría de macho ibérico, su refinada crueldad para hundir la moral de quien se rebeló ante sus tácticas, y logró el cambio de papeles que la llevaría a ser despreciada por quienes la rodearon en el inicio, sus mismos compañeros de partido, que la dejaron sola y hasta la misma Asociación de Defensa de la mujer que, al principio, la apoyó, la dejó tirada.

Nadie, hasta esta fecha, se había atrevido a denunciar a su maltratador. La mujer sufría en silencio, sin quejarse. En aquella sociedad, y durante aquellos años, la tradición heredada se mantenía: la mujer esclava para satisfacer los caprichos del hombre, sumisa, ejemplar, callada, el ama de casa que tenía preparadas las zapatillas para el señor que volvía de ganar el sagrado pan... Eso lo aprendimos en la clase de educación política, el hombre vale, la mujer sirve, y urbanidad... Que Fray Luis de León en su obra La perfecta casada lo había dejado escrito y bien claro. Ahí ahondaron los directores espirituales, los ejercicios espirituales, previos a la Semana Santa y allí bebimos varias generaciones. Todo en orden. Todos conformes. No te quejes, mujer; las coplas lo dejaban claro y se cantaba así: "Si tu marido te pega, cállate boba, / que más vale una paliza/ que dormir sola. /

Y fue Nevenka quien alzó su voz entrecortada y dolorida y denunció. Y lo pagó caro, a pesar de haber ganado el juicio. Y fue la heroína sacrificada que abrió el camino a toda mujer que sufre acoso o maltrato. Por eso, hoy dedico mis palabras a esta mujer valiente a quien deberíamos estar agradecidas aunque nuestros maridos sean buenos y no estemos en su lugar. Pero por una sola mujer que sufra y denuncie, por su ejemplo, ya deberíamos estarle agradecidas. Gracias Nevenka. Te deseo toda la felicidad que mereces.

SENTIR DE LA PALABRA

Sección para "Curiosón" de Carmen Arroyo.