Revista Diario

Carta a Papá Noel para un puerperio perfecto

Por 1maternidad_diferente
Carta a Papá Noel para un puerperio perfecto Ahora que nos inunda el espíritu navideño, os dejo una recopilación de regalos que pueden venir bien, desde mi humilde perspectiva, a cualquier madre reciente. Es una carta a Papá Noel, pero bien podría ser una lista de regalos para madres recientes. Cuando la leas no olvides contarme qué te parece y decirme qué añadirías a esta lista o cuál es tu favorito.
Querido Papá Noel:
Se acerca la Navidad y este año he decidido no pedirte nada para mí, sino regalitos para todas esas madres preopadas y sobrepasadas que veo a menudo en los grupos de lactancia o en mi trabajo. Son regalos especialmente pensados para hacerles la vida más fácil. Algunos son muy fáciles de conseguir y otros te los vas a tener que currar un poco más, pero estoy segura de que todos y cada uno de ellos harán muy, muy felices a sus destinatarias:
  • Unas orejeras para no escuchar todos los consejos sobre crianza no solicitados.na 
  • Una batamanta extracalentita para hacer mucho piel con piel en la vuelta a casa con el bebé (transformable en un buen ventilador en pleno verano).
  • Un bono de 10 horas de terapia psicológica para asumir que hacer elecciones diferentes a las de nuestros padres en materia de crianza no implica que ellos nos quisieran menos que nosotros a nuestros hijos. También válidas para asumir que hacer todo igual que lo hicieron nuestros padres no es la mejor manera de evitar conflictos familiares.
  • Un vale de acompañamiento para encontrar un grupo de lactancia o de crianza en el que poder charlar a gusto sobre la consistencia de las regurgitaciones de tu bebé (¿yogur? ¿leche cortada? ¿requesón? ¿agua con miguitas blancas?). Intercambiable también por conversaciones sobre la consistencia y frecuencia de las deposiciones.
  • Un vale por tres horas de peluquería sin hablar de hijos o bebés (con una bula para que el regalador no se moleste si tardas dos años en canjearlo). Por favor, sin fecha de caducidad.
  • Un cuestionador impertinente: una máquina por inventar que ponga en duda cualquier consejo inútil ofrecido por abuelas, vecinas, pediatras o enfermeras. Actualizable también a matronas y madres de los compañeros de cole de tu hijo mayor. 
  • Una gema para mirar el interior. Como la de Steven en Steven's Universe. Que sirva para mirarnos por dentro y asumir nuestras decisiones maternales sin necesidad de justificarnos y sabiendo que son auténticamente nuestras.
  • Un alargador de tiempo. Para perderte en esos instantes perfectos en los que tu bebé duerme plácidamente en tus brazos y tú le miras embelesada. Para poder disfrutar de ellos todo lo que necesites.
  • Un recordador urgente de momentos alargados. Para recordarte en esos momentos de crisis familiar la razón por la que amas profundamente a tu familia.
  • Un perfefotografiador: una cámara que refleje esos momentos inolvidables tal y como los ves en tu mente y no cómo la infernal cámara de tu móvil se empeña en retratarlos. En tu recuerdo no tienes esas ojeras y esos pelos ni de coña. 
  • Un desculpabilizador: evidente como su propio nombre indica. Para hacerte inmune a todos los intentos de hacerte sentir culpable ante cualquier eventualidad sobre tu hijo: ya sean sus resultados escolares o su manera de comer. 
  • Un resbalador, para que no te afecte ningún comentario que se cuele por tus orejeras o para cuando decidas quitártelas porque no son nada estéticas. Como complemento se vende junto a un autorespondedor, no es para tu correo sino para dar respuestas ingeniosas y agudas a esos mismos comentarios (las típicas que se te suelen ocurrir tres horas más tarde cuando sigues rumiando el hecho en cuestión).
  • Un curso de masterchef para tu pareja. Pasarse el primer mes de lactancia a base de bocatas de mortadela es posible pero poco recomendable. Con este curso tu marido te deleitará con pechugas villaroy y lasañas de verduras. Bocados gourmet. Canjeable por un suministro ininterrumpido de tupers de croquetas o por un vale de sushi de tu restaurante favorito.
  • Una nevera autorrellenable (vale como regalo comunitario) con deliciosas viandas a cualquier hora del día y de la noche. ¿Quién dijo que los antojos de pepinillos rellenos a horas intempestivas solo son propios del embarazo).
  • Una cafetera automática, que tenga siempre caliente y a tu gusto el café que necesitas, que sabe a recién molido y que se descafeína al gusto justo cuando decides echarte una siesta. Por supuesto, la versión deluxe con limpieza pirolítica.
  • Una buena tribu de bolsillo a la que recurrir en momentos de crisis. Como las Polly Pocket de nuestra infancia pero en versión amigas y madres de tu rollo siempre dispuestas a aconsejarte y acompañarte.

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