ante todo quiero identificarme, para que sepas quien escribe esta carta. He votado tanto a la derecha como a la izquierda, según me convino en cada momento. Me considero parte de esa mayoría silenciosa que decide quien gobierna, no atada al binomio izquierda/derecha ni por ideología ni por conveniencia. Mi ideología es la democracia social. También creo que pilar imprescindible de las democracias más sanas del mundo es el bipartidismo ―no necesariamente PP y PSOE, pueden ser otros― y que el unipartidismo desemboca inevitablemente en dictadura. Por último, a pesar del clima de crisis y corrupción que estamos viviendo, creo que la peor de las democracias es mejor que la mejor de las dictaduras. cuando surgió Podemos tuve sensaciones contradictorias. El corazón se aferra a la esperanza y la cabeza a los hechos. De corazón comparto vuestro discurso indignado contra la mentira impune, la incompetencia y la corrupción. Pero a continuación pongo la lupa sobre vosotros y lo que veo no me da confianza. Una pandilla de cachorros de la burguesa izquierda exquisita, bien alimentados por papá Estado y mamá administración, que a todas luces nunca ha conocido el miedo, y que entiende la política como malamente han enseñado a nuestra generación: una forma de enriquecerse engañando a un pueblo que desprecia e insulta con mensajes simples e infantiles. En ese sentido, nada nuevo. Ojalá demostréis que estoy equivocada, al corazón le gustaría poder creer. por desgracia por la boca muere el pez, y a medida que os vais mostrando ―por el momento― la cabeza va ganando al corazón. os proclamáis herederos del 15-M, pero cuando os conformáis como partido político ni listas abiertas ni democracia interna, una lista cerrada con el grupo de amiguetes, como los partidos tradicionales. Y si no sale la mía me voy, que no me merece la pena trabajar por un ideal, sólo por mis intereses particulares. ¿De verdad Podemos puede existir sin Pablo Iglesias? ¿de verdad había alguna opción real en todo esa farsa de asamblea? una vez conformados como partido, descubrimos lo que os han dicho hasta la saciedad esos medios de comunicación que queréis cerrar: el programa inicial no es económicamente viable, hay que elaborar un programa más serio. Entonces, ¿el programa inicial era una mentira deliberada, erais conscientes de su imposibilidad o sencillamente ni os habéis molestado en verificarlo fuera de vuestro corrillo de amiguetes? entre medias van goteando las opiniones en medios de comunicación privados, especialmente Cuatro y, en menor medida, La Sexta (por cierto, ¿esos también los queréis cerrar?). Y esas opiniones son incongruentes y preocupantes. Queréis cargaros los Pactos de la Moncloa, los medios de comunicación no afines, los partidos políticos ―esto último lo he oído personalmente de boca de Monedero, que todavía no tengo claro si en efecto es el ideólogo del partido o tan solo un amiguete fanático y amargado―, la educación concertada, y aparentemente todo lo que no coincida con vuestra ideología. Al mismo tiempo os negáis a hacer una declaración firme en defensa de la democracia plural ―vosotros lo sois todo, la izquierda y la derecha, vosotros sois el pueblo, y ni siquiera lo habéis demostrado todavía en las urnas― y también a condenar claramente las dictaduras de izquierdas, ¿qué creéis que puedo pensar de eso? en este punto quiero dejar algo bien claro: no me da miedo el pueblo, pueblo sí soy yo, si algo podría llegar a darme miedo sois vosotros, vuestro egoísmo e inconsciencia, vuestra habilidad para capitalizar el descontento e incluso la desesperación que han generado la crisis. La voluntad del pueblo se expresa cuando hay opciones entre las que se puede escoger, y en una dictadura no existe la posibilidad de elección. Y por recordar lo evidente, en una dictadura tampoco hay a quien apelar en caso de injusticia, no hay tribunales ni medios de comunicación independientes, nada. O estás con quien manda o a la calle (léase el exilio, la cárcel, la muerte). Si ganáis, ¿se acabó la libertad de elección? no es una pregunta retórica, se trata una pregunta sincera, y es de esperar una respuesta contundente y creíble. para que veáis que a pesar de todo os dejo el margen de la duda, voy a esbozar mi modesta aportación, lo que a mi personalmente me gustaría oír de un partido democrático, independientemente de su color político. No quiero vivir en un país en el cual para tener seguridad y calidad de vida hay que heredar una fortuna, ser funcionario o que te toque la lotería. Tampoco quiero ser una paniaguada del Estado, no quiero que mi única esperanza sean vuestros 600 € de subsidio. Quiero que me dejen trabajar, y eso que parece tan básico hoy no ocurre. Digan lo que digan España es un país antiemprendedor. Si yo sé hacer algo y quiero proponer mis servicios a la sociedad, tengo que pagar más de la mitad de mi inversión al Estado, antes de haber recibido ningún beneficio, y tengo que seguir pagando gane o pierda si quiero mantenerme dentro de la legalidad. En la práctica esto supone sacar los ahorros propios y de la familia de debajo del colchón, y si sale bien mejor para ti y si sale mal por lo menos te hemos quitado los ahorros para mantener el chiringuito e incluso (algunos) forrarnos. en Gran Bretaña se paga una cantidad simbólica por legalizar una LTD ―el equivalente a una SL española― y después los impuestos se pagan sobre beneficios, a partir de unos ingresos mínimos para la supervivencia. Podríais copiar este sistema, sacaría a la luz gran parte de la economía sumergida y crearía muchísimos puestos de trabajo. Y paralelamente, en lugar de arremeter como siempre contra la empresa privada ―que a fin de cuentas es la sostiene económicamente el aparato de Estado― podríais dedicar vuestro esfuerzo a barrer la propia casa, legislando medidas de control contra la corrupción política y contra todas las corrupciones estatales, que por poner un ejemplo no hay derecho a que tantos buenos investigadores estén como están mientras vemos casos como el de Errejón. Otra cosa que podríais hacer es dejar de enseñar política en vuestros programas de estudio y empezar a enseñar ética ciudadana. Así a lo mejor el día de mañana, si yo tengo una pequeña empresa y recibo del Estado servicios competentes y transparentes entiendo por qué me merece la pena pagar mis impuestos. cierro esta carta con una observación que leí en alguna parte ―por desgracia soy incapaz de recordar donde― y que me quedó grabada. Lo que distingue a un fanático de un votante, un simpatizante e incluso un militante es que un fanático recibe cualquier crítica como una conspiración, un ataque de quien identifica como su enemigo. Quienes no están infectados por el fanatismo reciben la crítica como motivo de reflexión y, quizá, de mejora. PD. sigo aquí, pero mi situación aún es apurada, de modo que no podré estar pendiente de los comentarios. Confío en que mis amigos/as lo entendáis
ronronea: levina