Carta de despedida al 2014

Publicado el 31 diciembre 2014 por Proyectodescritora

Carta Nº 12
Lo primero que suelo explicar, en esta carta, es que es una tradición que comencé hace ahora doce años. Los primeros cinco, escribía un email a mis amigos contándoles el balance de mi año que despedía, y hace siete años que comencé a hacerlo aquí en el blog. Así está es la duodécima carta y esta la entrada 47 de este año (como también es tradición desde hace algunos años).
Cuando terminé el 2013 tenía esperanzas de que el año que entraba mejoraría algunos problemas que tenía, esperando que, cambiando de año, de alguna manera mágica, cambiase la suerte. 2014 no mejoró mi situación y la empeoró bastante así que ahora tengo reparos en pensar que 2015 será mejor y todo eso, porque no lo sé. Solo puedo esperarlo y querer que lo sea, poco más. Este año aprendí a vivir con el “es lo que hay” que es algo que en la vida es muy útil si quieres seguir adelante. Así que el 2015 será lo que sea, sin más.
Otros años tengo teorías o “me acuerdos” que escribir por aquí, analizando el comportamiento humano que tanto me gusta y del que cuanto más estudio y experimento, menos sé. Esa es la grandeza de la psicología y del intrincado mecanismo de nuestras cabezas, no sabemos todo el potencial que tenemos hasta que nos vamos poniendo a prueba.
A mí este año la vida me puso al límite y cumplió uno de mis mayores miedos en la vida: perder a uno de mis maravillosos padres. Cuando pasas por esa terrible situación todo lo demás te parece que pierde un poco de sentido, y que los demás miedos que tienes son más fáciles de superar porque no tienen tal magnitud, así que este año he sido un poco kamikaze en ese sentido, lo que me llevó a convivir con desconocidos y echarme al mar con una tabla de surf, (teniendo miedo a tragar agua y a las profundidades), también me atreví a pasear a un pitbull y jugar con él (hay razas de perros que me dan susti), a subir sitios altos y mirar para arriba (tengo vértigo si miro para arriba), a subir en ascensores, incluso cuando dicen: “estoy averiado” en pleno viaje (eso sí, salí escopeteada en cuanto pude), a las calle solitarias (me han dado un par de sustos para robarme, este año), a hablar en público (delante de una cámara para presentaros mi nueva novela y ante un público crítico en persona, que impone todavía más), me armé de valor para seguir con el proceso de publicación cuando mi novela traía muchos recuerdos dolorosos, me monté en las dichosas sillas voladoras en el Parque de Atracciones y en el Abismo, a decir lo que pienso de forma asertiva en todo momento (hay momentos y situaciones que cuestan un montón y he estado bastante a la altura), a las críticas, juicios de valor ajenos y a reproches de gente que apreciaba, a la soledad aprendiendo a valorarla…
Cuando pierdes a un ser muy querido y ves sufrir a todos los demás, los demás miedos pasan a un segundo lugar, algo que no quita que yo me sienta muy orgullosa de mis logros y de mi comportamiento durante este año. Eso es justo lo que me llevo. El año no ha sido favorable en ningún aspecto, pero soy luchadora y sigo adelante.
Por supuesto el mérito no es solo mío. Cuando peor estaba, el comportamiento de algunas personas no me pareció del todo justo hacia mí, supongo que no empatizaron con mi dolor porque no han pasado por algo parecido y no saben ponerse en el lugar de otros aunque no te haya pasado (yo comprendía esta situación sin que me hubiera pasado) pero pienso que no importa si no lo comprenden, la vida no deja que nadie se vaya de rositas y en algún momento, si tienen seres queridos, los perderán y lo entenderán en sus propias carnes, solo espero que entonces encuentren gente que les comprendan y no les dejen solos, porque es algo terrible.
A mi hubo gente que me hizo eso, pero hubo otra gente que me ha dado su cariño, que me ha preguntado como estaba y que sobre todo, me han acompañado a hacer cosas y salir de casa, algo que era más que vital estos meses para mí. No me hables ni hagas nada por mí, solo sácame de paseo. Eso era todo lo que quería.
Cuando me preguntan como estoy, como me siento, pienso que las palabras a veces se quedan cortas y me puse a pensar en algo que me ocurre muchas noches y que explica a la perfección como me siento y como vivo cada día de este año. Me voy a la cama y tengo horribles pesadillas. Los escenarios cambian pero el denominador común es mi padre. Tiene una terrible enfermedad y se está muriendo. No puedo hacer nada por cambiar eso y por animarle, así que sufro un montón. Me despierto angustiada y en el primer segundo de volver al Mundo terrenal me digo: solo es una pesadilla, pero al segundo siguiente me digo: la vida real es peor que la pesadilla, porque mi padre falleció. Es terrible pensar que ahora mi vida real es peor que esas pesadillas, y es algo que nunca me había pasado. Esa angustia explica como me siento mejor que cualquier otra cosa.
Así que este año no hago más balance que ese, que en los momentos malos es cuando más crecemos, de cómo te comportes y sigas adelante, saldrá tu valor y yo creo que después de este año será muy difícil que alguien me haga cambiar de opinión sobre mis principios, mis ideales y de cómo soy como persona. Seguiré mejorando cuanto pueda en los años posteriores porque es lo único que depende de nosotros.
En 2015 creed en vosotros mismos, luchad con lo que os venga y disfrutad cada pequeño y bonito detalle con el que os sorprenda la vida como si fuera irrepetible, porque eso es precisamente como son: únicos e irrepetibles. 
Las demás cartas:
Carta de despedida al 2013 (la de la teoría de los Planetas)Carta de despedida al 2012(la de las estrellas y los soles brillantes)Carta de despedida al 2011 (la de la blogosfera)Carta de despedida al 2010 (la de los me acuerdos)Carta de despedida al 2009 (la del balance del año por meses)Carta de despedida al 2008 (la de la teoría de los árboles)