En esta carta (que permaneció oculta setenta años) vierte opiniones que luego llevaría a la práctica en los años que gobernó Alemania, por ejemplo:
“el antisemitismo que se alimenta de razones puramente emocionales siempre encontrará su expresión en la forma de pogroms (ataques violentos contra judíos). Pero el antisemitismo basado en la razón debe llevar al combate y a la suspensión sistemática de los privilegios de los judíos… Su objetivo final, sin embargo, debe ser la eliminación sin compromisos de los judíos como tal”.