Carta de un viajero - La fuga de dólares y la injusticia que nos imponen

Por Gabrielvinante @gabrielvinante
No podría considerarme, yo, un anti patriota. Tampoco un desinteresado por la pobreza que contamina nuestra sociedad. He trabajado honestamente durante los últimos 8 años de mi vida. Mi difícil carrera de ingeniería en informática en la UBA la hice con el esfuerzo de levantarme temprano para ir a trabajar y de volver tarde de la facu para irme a dormir. Fines de semana alejado de mis amigos para terminar trabajos prácticos. Fines de semana (48 horas) sin dormir tomando cafe (argentino) con el anhelo de terminar de estudiar todos los temas para aquel parcial o coloquio. Un sacrificio agotador para alcanzar esa bendita labor de recibirme y ser profesional.
Terminar fue uno de los máximos placeres de mi vida: había logrado un objetivo que no muchos (comparativamente) logran y, mas allá de eso, había conseguido a nivel personal el arduo propósito que me impuse y elegí a los 18 años.
Luego vendría tiempo de cumplir otros sueños, los sueños de viajero: conocer otras culturas y expandir mi amor por nuestros hermanos alrededor del mundo. Muchos utilizan el cliché y dicen que "viajar te abre la cabeza". No todos entienden que significa ello, ni siquiera yo. Me he encontrado con tanto cabeza dura que casi me hace creer que esa aseveración es, cuanto menos, inexacta. Viajar, para mi, logra un objetivo aun mas puro y eterno: nos elimina del prejuicio, destruye aquellos estereotipos que, vaya a saber quien, nos programó en nuestra cabeza.
"Vas a odiar a los bolivianos" me aseguraban una y otra vez diferentes voces. No solo no los odié, sino que los amé. "Ojo con los peruanos" me advertían. No tuve que cuidarme de ellos pues ellos cuidaban de mi. "No vayas a Asia que es una cultura antigua y no están preparados para recibirte". Allí fui, obstinado, a demostrarme a mi mismo que es una cultura limpia y sencilla. "En Malasia, cuidado, que hay muchos musulmanes". En Malasia, que suerte, dije yo, que hay muchos hospitalarios musulmanes. "En Vietnam la gente es horrible, te tratan como basura" me desalentaban. Alli terminé tomando un whiskey con un grupo de vietnamitas que me insistían "vos sos turista, nosotros te cuidamos".
"Myanmar (la ex Birmania) está en dictadura, la gente te robará por la necesidad" gritaban al cielo con mas ignorancia que realidad: Myanmar ha sido el lugar donde me he sentido mas a gusto en mi vida. "Para que vas a Colombia, si son todos narcos", aunque solo me anestesiaron con su infinita generosidad y perpetua sonrisa.
Ahora la señora presidenta de la República Argentina nos quiere impedir que vos y yo sigamos aprendiendo todo lo de arriba ejemplificado. ¿No son acaso estas enseñanzas muy importantes para el crecimiento de una persona y, consecuentemente, de una sociedad? ¿No es acaso ésta la manera de lograr que, por fin, entendamos que las fronteras son cuestiones políticas y que, mas allá de éstas, también viven nuestros hermanos?
Entiendo de la necesidad de divisas para mantener un país en crecimiento pero, no nos mintamos, en el segundo que se pelee fuertemente, con el cuchillo entre los dientes, contra la inflación y ésta baje a niveles normales, yo voy a ser el primero en ahorrar en pesos. Ya la fuga de dólares decaerá porque, entenderemos que, ahorrando en pesos no vamos a perder el fruto de nuestros esfuerzos.
Por favor no nos amurallen nuestra libertad de cumplir nuestras aspiraciones mas simples que provienen del alma de conocer al mundo y que el mundo nos conozca a nosotros.