Hace unos días y coincidiendo con esta semana de la lactancia materna una madre que amamanta a su hija me hizo llegar esta carta a través del email.
Me pareció una experiencia en parte feliz y en parte triste debido a la gran presión social a la que se ve sometida por parte de su entorno.
A pesar de ello es feliz haciéndolo, cuenta con el apoyo de su marido, fundamental para que la lactancia materna sea plena y feliz, y se siente orgullosa y poderosa por poder amamantar a su hija.
Por eso he querido compartir sus palabras con todos vosotros, es una carta que llega al alma y por la que vale la pena reflexionar durante un momento y pensar en todos los aspectos naturalmente presentes en la mujer y que nos dotan de poder y grandeza como la lactancia y la maternidad, como nuestro instinto maternal, salvaje, poderoso...y de cómo muchas mujeres están rechazándolos a cambio de lo que ellas llaman "libertad".
"Soy madre de una niña que ha cumplido hace poco un año de edad y a la que sigo
dando el pecho, pero no es fácil. Tengo una familia bendita pero que no apoya
la lactancia más allá de los seis meses y que cada vez que amamanto a mi hija
me sueltan algún que otro comentario. “ya es mayor para teta”, “Eso es vicio”,
“la teta ya no la alimenta” y así un largo etcétera.
Por suerte mi marido sí me apoya, aunque cuando estamos en un sitio público me
dice “tápate la teta, que no te la vean”, así que siempre voy con mi foulard a
todos lados, y mi nena se rebela, no le gusta que la tape, ella quiere tomar
pecho “al aire libre”, así que es una lucha, ella se destapa y yo la tapo, y
así sucesivamente. Y no veas como me mira la gente, con una cara de total
desaprobación. Te sientes cohibida y con ganas de irte a casa.
El caso es que hace tres semanas fuimos a la playa con una pareja de amigos
que tenían también una niña. Pues fue un fin de semana nefasto para mí, puesto
que la otra pareja no paraba de decirme que mi hija estaba enviciada, que no
era normal que aun le diera teta y yo por respeto a mi marido, callé y mire
hacia otro lado. Y sabes que pasó? Pues que cuando mi marido fue a un partido
de fútbol con este amigo, lo primero que le soltó fue “ Hay que ver tu mujer
que sigue con la teta, eh!” y mi marido no se calló, le dijo que mejor la teta
que el biberón, que lo mío al menos era natural y que a la vista saltaba el
bien que le hacia a mi hija porque estaba fuerte, sana y hermosa. Soy
afortunada de tener el marido que tengo porque me apoya al máximo, y me anima
para que siga dándole el pecho a mi hija. Es un padre tierno, cariñoso, atento
y paciente, para mí es el mejor!.
Lo que quiero decir es que cada día es una lucha contra todos, porque hasta mi
pediatra quiere que deje de darle el pecho, y eso que mi hija está en
percentiles por encima de la media. Una vez estando en la sala de espera a que
me llamara a la consulta, mi hija, que entonces tenía cuatro meses, se puso a
llorar y le di el pecho, pues una madre que tenia a su hijo de meses allí con
biberón me dijo con retintín y cara de reproche: “ En la otra planta hay una
sala de lactancia” y la miré y le dije “Y a mi qué”. Sé que yo le contesté
borde, pero es que me dio coraje, ¿tengo que ocultarme como si estuviera
haciendo algo malo?. Y no es la primera vez, como esta situación muchisimas
más.Y de gente que no conozco de nada y que meten sus narices donde no le
llaman,parece que no tienen nada mejor que hacer que fastidiar a las madres
que damos el pecho.
Es incomprensible que las mujeres de este siglo crean que por dar el pecho a
tu hija estás esclavizada y que para ser una mujer independiente, libre y con
iguales derechos que el hombre hay que renunciar a dar el pecho , es decir,
hay que renunciar a lo que la propia naturaleza te dice que es lo natural, lo
más normal y sano para tus hijos.
Estamos dando pasos hacía atrás como los cangrejos, no estamos evolucionando,
como muchas se empeñan en creer, al contrario, yo pienso que se están
volviendo esclavas de si mismas porque no escuchan a su interior y hacen lo
que les dicta esta sociedad. Y no me identifico para nada con estas mujeres.
Me siento poderosa por poder disfrutar de este regalo que me ha otorgado la
madre naturaleza. Y sé que no debo pedir disculpas por ello ni agachar la
cabeza.
Así que estamos inmersas en un siglo que para mí es “el siglo de volver a
reivindicar tu lugar como madre lactante”, luchando cada día porque como dice
mi marido “ya no se ve a ninguna madre dando el pecho a sus hijos, solo se ve
biberones”.
Que pena, ¿verdad?"
Gracias, amiga por contarnos tu experiencia y tocarnos el alma.
Y las demás ya sabeis que podeis hacer lo mismo siempre que os apetezcaa través de nuestro email.
Todas vuestras experiencias y vivencias con la lactancia siempre serán bienvenidas.
Un abrazo y a seguir disfrutando de esta semana tan especial.