“Cartas al padre Jacob”: El precio de la culpa y del perdón

Publicado el 12 enero 2011 por La Mirada De Ulises

[7/10] Tradicionalmente, los países nórdicos han realizado un cine de arte y ensayo con el que abordaban las cuestiones más existenciales y espirituales. La filosofía de Kierkegaard y el teatro de Strindberg conformaban un sustrato que alimentó el cine de Dreyer y Bergman, y más tarde el de Liv Ullmann, Lars von Trier o Reygadas, entre otros muchos. Un mundo de dolor y culpa que necesita el perdón para recuperar el sentido de la vida, y también una búsqueda de Dios y de respuestas que inquietan al individuo de manera casi obsesiva y agónica. Un cine grave y dramático que ahora tiene su continuación en “Cartas al padre Jacob”, película multi-premiada y candidata a los Oscar® por Finlandia.

Su director, Klaus Härö, nos presenta a Leila cuando sale de la cárcel, indultada tras doce años de condena por asesinato. Sin un techo que la acoja, accede a prestar un servicio social al padre Jacob, pastor anciano y ciego que tiene un claro sentido de su misión en la vida. El trabajo consiste en ayudarle a contestar las cartas que le escriben pidiendo ayuda humana y espiritual. Pronto vemos que la tosquedad y recelo de la mujer encuentran su contrapunto en la actitud confiada y generosa del párroco. Son vidas opuestas conectadas misteriosamente por la oración del padre Jacob y también por la necesidad que tiene esta mujer maltratada por la vida… porque la soledad, la muerte y la culpa pesan demasiado. Comprobamos que las palabras y la justicia humana no pueden explicar ni consolar a quien sufre, y es ahí donde sale a escena la misericordia de Dios para dar una segunda oportunidad a la criatura, en palabras del padre Jacob.

¿Cuánto vale la paz y la salvación de un alma? Una pregunta que se hizo Victor Hugo en “Los miserables” y que Jean Valjean pudiera redimirse por la acción de Monseñor Myriel. Ahora se lo plantea Härö y deja a Leila todo el tiempo del mundo –aunque la cinta dura sólo 74 minutos– hasta que decida abrir su corazón. Entre tanto, el espectador ve a un sacerdote que entiende su vida únicamente como un tiempo para servir, y a una convicta que rechaza convertirse en objeto de su caridad. Por momentos, parece que Jacob necesita seguir recibiendo cartas para seguir vivo… y que va perdiendo salud conforme Leila se va transformando y se humaniza. ¿Se trata de un comercio de la fe y de la caridad, o es más bien una invitación a coger todos los ahorros guardados en la caja de latón si los necesita?

Un guión preciso construido con las palabras justas, con diálogos secos y sentimientos contenidos, con sugerentes silencios y con un retrato interior de sólo dos o tres personajes… suficientes para esta película de cámara. No hay concesiones y sí una invitación a la reflexión en esta historia de redención, austera en la puesta en escena y fría en una fotografía que recoge la dureza de un ambiente de violencia emocional –la física queda fuera de campo–, donde la cámara aprovecha la profundidad de campo para generar espacios y relacionar a los personajes, y donde los planos fijos nos ayudan a para penetrar sutilmente en el alma de Kaarina Hazard y de Heikki Nousiainen –excelentes interpretaciones–… y respirar su necesidad de paz o su aliento vital respectivamente.

Cine de raíces nórdicas en su sobriedad estética y de temática luterana en su esencia, ideal para los amantes del cine de autor pero no para quienes gustan de comer palomitas en la sala. Porque estamos ante una película de tesis y de tempo lento, ante un cuento moral esperanzado que bucea en lo más íntimo de la persona y lo saca a flote, ante un trabajo profundamente humanista y trascendente –sin sermones ni sensiblerías– en el que un ciego enseñó a leer la vida a una presidiaria mientras ésta le leía sus cartas.

Calificación: 7/10

En las imágenes: Fotogramas de “Cartas al padre Jacob” – Copyright © 2009 YLE y Kinotas. Distribuida en España por Festival Films. Todos los derechos reservados.

Publicado el 12 Enero, 2011 | Categoría: Año 2011, Críticas, Drama, Finlandia