Título original: Love letters to the dead
Páginas: 344
Editorial: V&R Editoras
Todo comienza con un trabajo para la clase de Literatura: escribir una carta a una persona muerta. Laurel decide escribirle a Kurt Cobain, quien murió joven como May, su hermana. Luego de la primera carta, ya no puede detenerse, y escribirá otras a Janis Joplin, Amy Winehouse, Jim Morrison y Heath Ledger, entre otros personajes famosos. Sin embargo, no le entrega ninguna a su profesora. La tarea permanece oculta… como tantas cosas de su vida.
La maestra de literatura deja como tarea escribir una carta a algún personaje fallecido. Laurel decide escribirle a Kurt Cobain porque le recuerda a su hermana muerta. Después de la primera carta, Laurel encuentra un refugio en sus cartas y comienza a escribirlas de forma habitual. Nunca le entrega la tarea a la maestra, pero ella convierte a éstas personas muertas en sus confidentes.
Le escribió a Kurt Cobain, Judy Garland, Amy Winehouse, Janis Joplin, Amelia Hart, entre otros. Les hablaba sobre su nuevo colegio. Sobre su hermana que ya no estaba. La ausencia de su madre y el matrimonio deshecho de sus padres. Su vida dividida entre la casa de su padre y de su tía. Habla sobre las personas que conoce y sobre Sky, el chico que le gusta. Me gusta la forma en que Laurel inicia las cartas, ya que no escribe a algún famoso sólo porque sí, cuando le escribe a Kurt, es porque algo le recordó a él y se lo quiere contar. Cuando le escribe a Amelia es porque desea su valentía, y cosas así. Sus anécdotas y experiencias siempre van relacionadas con la vida e historia de los famosos a los que escribe. También cuenta un poco de cada famoso, cosa que me gustó bastante.
La historia en sí se me hizo tierna. Su relación con Sky me recordó a la más especial que tuve cuando era adolescente. La música que escucharon juntos y las cosas que hacían. Me gustó la relación entre Laurel y Sky, a pesar de que Laurel resultó ser una chica excesivamente emocional (no me gusta la gente muy emocional).
A pesar de que el título es más claro que el agua, lo recalco, es una novela epistolar y se conforma completamente de cartas.
En conclusión, es una historia que no presenta nada nuevo, pero que tampoco se pierde mucho tiempo al leerla, ya que tiene mucho espacio en blanco y la letra es bastante grande. Lectura ligera y buena para pasar el rato. No es una lectura que considere como primordial, pero tampoco está de más. Cuenta una historia conmovedora sobre una chica tratando se superar una pérdida muy grande. Lo recomiendo a adolescentes románticos.