Cartas de amor. Dylan Thomas

Por Mientrasleo @MientrasleoS


     "Empezar esta carta de la manera en la que lo estoy haciendo acaba con la necesidad de utilizar el demasiado formal señora, el estirado Miss Johnson (tal vez algo ambiguo, pero sin intención) y el descarado Pamela (ambiguo y sin intención, una vez más). Acaba también con el mismo obstáculo en su caso.
     Si es horroroso contestar a las cartas entonces me considero tan malvado como usted."
    Si hay un ejercicio privado en el mundo, es amar. Cada uno lo hace a su manera, muchas veces incomprendida por los demás, pero es como sabe hacerlo, como le sienta bien. Por eso mismo, siempre he pensando que escribir una carta de amor ha de ser a la fuerza un ejercicio tan personal como el sexo; se desnudan las almas y no los cuerpos y se anhela la respuesta que nos diga que hemos estado a la altura en nuestras letras. Hoy traigo a mi estantería virtual justo eso, un desnudo de Dylan Thomas en su libro, Cartas de amor.
     Conocemos en este libro a Dylan Thomas en su faceta más privada. Se nos descubre como un hombre enamorado de distintas mujeres, y por encima de todas la suya. Lo vemos adorarla, echarla de menos y sufrir estando lejos de su familia y también lo vemos enamorado de otras, con ese amor que dicen solo se siente una vez y que enloquece al hombre y provoca unas letras enfervorecidas, caóticas, repetitivas... y hermosas. Porque en eso tenemos a la fuerza que coincidir todos, y es que siempre ha sido hermoso observar a una persona enamorada.
   
     Sin embargo en este libro encontramos mucho más que a un hombre dejándose llevar por sus pasiones. Están llenas de pequeños detalles, de sus sueños, sus miedos, sus críticas a quien lo rodea y sus opiniones sobre la poesía del momento. Nos habla de poemas propios y ajenos, de publicaciones literarias de mayor o menor valor y también de su situación económica personal. Dylan Thomas se desnuda mostrando una prosa en la que se percibe la poesía que lo hizo famoso y nos enseña también sus flaquezas; sus miedos, la bebida como una constante, su salud... todo él queda reflejado en este puñado de cartas.
     Dicen que las personas que se dejan llevar por sus pasiones viven más, las que sienten todo a flor de piel y sufren, aman, ríen o patalean. Y si es es cierto, Dylan Thomas murió siendo un joven anciano que se dejó llevar en su vida por los excesos y falleció precisamente por ello. Y aún así, y aún sabiendo que era capaz de amar a una y otra mientras dudaba si beberse una copa más, es capaz de enamorarnos con sus letras, con sus quejas, sus reflexiones, y su sentido del humor. Un hombre torturado que a ratos nos deja la sensación de sentirse solo y necesitarse querido, y que poco a poco, letra a letra va calando en el lector entre enfervorecidas declaraciones y súplicas, aunque ya sepamos que posiblemente sean sentimientos olvidados demasiado pronto y sustituidos por otros igualmente abrasadores, igualmente verdaderos.
     No se trata en este libro de leer una correspondencia que nos muestre una historia o que nos exponga una relación. Aquí lo que tenemos es a Dylan Thomas; que finalmente nos deja con la sensación de que, al igual que sus mujeres, tampoco nosotros lo hemos tenido del todo en sus letras. Así que cerramos el libro y vamos corriendo a buscar uno de sus poemas. Es difícil no querer más exactamente igual que es difícil no sonreír leyendo una carta de amor. A fin de cuentas, ¿a quién no le gusta una carta de amor?
     Tras unos días retomo la actividad, y lo hago haciendo una pregunta que no se me había ocurrido hasta ahora. ¿Con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias
     PD: Dicen que estas fueron sus últimas palabras, en noviembre de 1.953:
     "He tomado dieciocho whiskies seguidos. Creo que es todo un récord."
     Dylan Thomas