Carteles que hace 50 años significaron mensajes contra la invasión mercenaria por Playa Girón
Por Reinaldo Morales Campos*
Los antecedentes de esa agresión imperialista se sucedieron desde que se produjo el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959, con lo cual se inició el desmantelamiento de todo el andamiaje de estructura de sometimiento neocolonial que gobernantes de Estados Unidos habían impuesto a Cuba, durante la etapa de la República entre 1902 y 1958. A lo anterior le sucedió la inmediata aplicación de la reforma agraria, la nacionalización de sus monopolios y la promulgación de importantes transformaciones en los servicios médicos; extendido al alcance de toda la población y en el campo educacional la inmediata creación de 10 000 mil aulas rurales, la conversión de cuarteles en escuelas, la incorporación de todos los niños a clases y el establecimiento de la enseñanza gratuita a todos los niveles.
En su feroz empeño por impedir la consolidación del triunfo revolucionario la administración de Dwight D. Eisenhower, junto a su vaticinada suspensión de la compra de la cuota de azúcar, permitió el empleo de aviones para el lanzamiento de armas, municiones y otros medios para los elementos que planeaban y ejecutaron criminales actividades contrarrevolucionarias. Desde territorio norteamericano el 21 de octubre de 1959, despegaron: un avión, que durante un cobarde ametrallamiento en La Habana dejó un saldo de 2 muertos y 50 heridos y una avioneta que arrojó propaganda contrarrevolucionaria.
En aquella circunstancia de marcada agresividad imperialista contra la isla, desde principio de 1960, se inició el empleo gubernamental del cartel como medio de expresión gráfico y de información de las conquistas y acciones de defensa de la Revolución. Para entonces coincidiendo con una revelación contenida en un memorando confidencial, fechado el 6 de abril de ese año, (desclasificado en la actualidad) y que planteaba lograr con el bloqueo la generalización del hambre, la desesperación y el desaliento en el pueblo cubano, la Juventud Socialista —organización juvenil del Partido Socialista Popular— que dos días antes organizó su IV Congreso Nacional, enarboló por primera vez en un cartel, la expresión “Patria o Muerte”.
Dicha expresión devenida en principal consigna de la Revolución Cubana, había sido proclamada por Fidel Castro el 4 de marzo de 1960 durante el entierro de las víctimas del acto terrorista fraguado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el puerto de La Habana contra el buque La Coubre, cargado de armamentos y municiones adquiridos por el Gobierno Revolucionario en Bélgica para defenderse de las amenazas de invasión de la Administración norteamericana
Pocos meses después, la frase “Sin cuota pero sin amo”, surgida de la espontaneidad popular plasmada en carteles y coreada por el pueblo en actos y actividades patrióticas, sirvió para manifestar el repudio a la ley firmada por el presidente norteamericano Eisenhower, que en represalia a las primeras medidas revolucionarias y con el objetivo de asfixiar económicamente al país, suspendió desde el 2 de julio de 1960 la compra de la cuota azucarera a Cuba.
Como respuestas a esa criminal decisión se sucedió La Primera Declaración de La Habana, documento que aprobado, el 2 de septiembre de ese año en la Plaza de la Revolución; mediante el voto universal directo por más de un millón de personas, rechazaba la Declaración de Costa Rica, impuesta por EE.UU. durante la Séptima Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas, bajo el argumento de una hipotética “Amenaza a la paz del hemisferio” y a la “Intervención de una potencia extranjera extra-continental porque el Gobierno Revolucionario Cubano, en el ejercicio de un acto soberano, había admitido la compra de azúcar por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la aceptación de la desinteresada y generosa colaboración de aquel país.
En ese momento la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR), de la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), que le correspondió establecer la política oficial de la propaganda promovió la realización del cartel de temática política que con exhortaciones y reflexiones -además de abordar las principales transformaciones originadas por la Revolución en la salud, educación y la cultura, así como la incorporación de la mujer a la vida social, la emulación, donación de sangre, ahorro de petróleo y electricidad, vacunación contra enfermedades y otros temas de interés nacional- también asumió los configurados con mensajes de la defensa del país contra las agresiones del imperialismo norteamericano.
Tales formulaciones del cartel político cubano se originó en un contexto de obsesivo interés de las fuerzas más reaccionarias de EE.UU. de impedir la marcha triunfante de la Revolución Cubana, que además de las acciones vandálicas y agresiones militares, así como las de guerra económica declarada a través del bloqueo comercial para propiciar el colapso de la industria nacional, también contó empleo la guerra psicológica, que tempranamente se expresó a través de sus agresiones radiales por las ondas de radio Swan y de otras emisoras de radio ubicadas en Miami; que lograron su propósito desestabilizador durante la Operación Peter Pan, organizada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), bajo una supuesta ley que quitaría la Patria Potestad a involucrados en acciones subversivas, logró la salida de Cuba de 14 mil niños.
Continuamente en que a través de las diversas acciones imperialistas se pretendió destruir el proceso revolucionario cubano y que con el cambio de mandato presidencial en Estados Unidos, en los primeros días de enero de 1961, se evidenciaba una inminente intervención militar contra Cuba, se produjeron las primeras revelaciones de carteles con la proclamación de Muerte al invasor las cuales se originaron conjuntamente la conversión de la primera plana del periódico Revolución en un cartel; en el cual se proclamó, desde el 31 de diciembre de 1960, el “Estado de Alerta Combativa para toda la Nación”.
La edición de los primeros carteles con la proclamación Muerte al invasor, suscitados por la Dirección de Instrucción del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) se produjeron en respuesta a la realización de maniobras militares, que Estados Unidos, organizó en las proximidades de las costas cubanas con la participación de más de 40 mil hombres y aproximadamente 150 unidades navales de guerra, incluyendo dos submarinos atómicos. Tales maniobras ensayo de una eminente agresión militar fue denunciada por Cuba, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en una convocatoria realizada el 4 de enero de 1961.
Muerte al Invasor, significó la exaltación simbólica contra las pretensiones de quienes tenían el propósito de ocupar el país mediante una intervención militar, a los causantes de la brutal política de hostilidad y agresiones de todo género destinadas a destruir la Revolución Cubana, a los que deseaban reinstalar el derrocado sistema de dominación neocolonial, a los ejecutantes de innumerables acciones que como el bloqueo económico, los sabotajes, ataques piratas y el apoyo a loa bandas de grupos contrarrevolucionarios que operaban en regiones montañosas del país; eran responsables de enormes pérdidas materiales y humanas causada al pueblo cubano.
Surgidos en ese dramático escenario de la agresividad imperialista los primeros carteles políticos creados por el Equipo Técnico de la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC); dependieron de un crudo realismo, con cuerpos monstruosos y cabezas pequeñas, expresiones grotescas y esquemáticas del obrero en su enfrentamiento al imperialismo, conocidas como la “gente del brazo fuerte” Esos carteles aun cuando en sus diseños carecieron de seducciones perspicaces, a través de imágenes de grandes proporciones, significaron la fortaleza ideológica de la Revolución y con el dibujo de gusanos aplanados o comprimidos sirvieron para ridiculizar a los enemigos y detractores del nuevo proceso que se gestaba en el país.
Entre los carteles influidos con configuraciones de la “gente del brazo fuerte” también, estuvo el realizado enero de 1961, durante los días de tensiones, de una posible agresión imperialista contra la isla: Alto…Mr Kennedy Cuba no esta sola, en el que con un configuración de notable manifestación de realismo, en un primer plano dibujado irrumpía un miliciano portado su arma en posición defensiva y detrás, sobre un fondo rojo, la imagen corpulenta de un soldado soviético con su palma de la mano hacia delante, en gesto de paralización de cualquier acción agresiva y de constancia que en su defensa el país contaría con la ayuda de la URSS.
Del mismo modo le sucedió el impreso por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) portador del mensaje: ¡A la “limpia” del Escambray! contra las acciones terrorista de los contrarrevolucionarios alzados en la región montañosa del Escambray, donde el gobierno norteamericano organizó grupos de bandidos armado integrado por antiguo miembros de la derrotada tiranía y prófugos de las justicia revolucionarias buscados por sus crímenes.
Las preponderancias de la anterior predilección también se reveló en el cartel realizado, por Mario Más Vidal, para la campaña de alfabetización: “Cada cubano que aprenda a leer y escribir es un nuevo golpe que le propinamos al imperialismo”, donde empleó la ilustración de un alfabetizador que con un lápiz de escribir hiere mortalmente al anguila imperial. .
Y aunque en los primeros meses de 1961 la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR), definió los principales objetivos y alcance de la propaganda revolucionaria sobre el análisis científico, marxista-leninista, del desarrollo social en estrecha vinculación y participación de las masas e inició una lucha contra los viejos conceptos al servicio de la burguesía y estableció cual debía ser la posición con respeto al empleo de la técnica publicitaria; no compatible con los mensajes revolucionarios por algún tiempo carteles de anuncios comerciales declarados anacrónicos -junto con los que concurriendo a la técnica publicitaria se combinaban con el mensaje revolucionario- permanecieron ocupando espacios
Para el reordenamiento de la producción gráfica la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR) asumió por selección una parte de los profesionales que integraron un llamado Consolidado de la Publicidad, que al disolverse pasaron a integrar un denominado, Equipo Técnico, por lo que unido a su papel rector, también se encargó de la producción de medio de propaganda de contenido político-social. Entres los diseñadores que pasaron al Equipo Técnico estuvieron: Francisco Ruiz “el Polaco", Fernando Valdés “el Chino”, Roberto Quintana, Mario Sandoval y Jesús Forjans Boade.
En ese escenario de reordenamiento y de definición de los nuevos principios de la propaganda revolucionaria se produjo la invasión mercenaria por Playa Girón y nuevamente se enarbolaron carteles con las proclamaciones de: Patria o Muerte, con un brazo empuñando un fusil en representación defensiva y Muerte al invasor, con la presencia de la imagen corpulenta de un miliciano apuntando su fusil, ambos mostraron alusiones simbólicas de enfrentamiento a la agresión imperialista.
Durante el preludio la invasión mercenaria de Playa Girón, se había proclamado proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana y su victoria se alcanzó cuando ya existía la dirección unida de todas las fuerzas revolucionarias y la ORI constituida en activa agrupación donde se tomaban las principales decisiones políticas. La victoria contra los mercenarios invasores vigorizó en diseñadores gráficos y artistas de la plástica solidificadas inspiraciones creativas antiimperialistas y patrióticas que formaron parte de la defensa de la identidad nacional y del enfrentamiento a la agresiva política enfilada contra Cuba.
-Confluencias artísticas e ideológicas
Las anteriores premisas motivaron que en carteles culturales del Consejo Nacional de Cultura (CNC) y de otras instituciones como Casa de las Américas y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) portadores de mensajes que también reflejaron las transformaciones que se originaron en el campo cultural se fusionaron incipientes manifestaciones de elementos ideológicos y artísticos.
Entre las traslucidas en obras pictóricas de artistas de la plástica cubana, estuvieron las de: Mariano Rodríguez, Servando Cabrera y Umberto Peña, que aportaron obras pictóricas cargadas de una expresiva identidad con la Revolución, que reflejaron la Primera Declaración de La Habana , la expulsión de Cuba de la OEA y la victoria contra la invasión mercenaria por Playa Girón y los que reflejaron a hombres y mujeres del pueblo y sus héroes, obras que por sus fervorosa vehemencia y significadas expresiones elocuentes fueron reproducidas en offset, similar al formato de un cartel y colocadas para ornamentar lugares públicos e interiores; cumplieron similar función comunicativas.
No obstante la espontánea integración de consagrados pintores y jóvenes graduados de escuelas de artes plásticas al diseño de carteles, junto a profesionales que se habían librados de la ejecución de acciones publicitarias posibilitaron que se originara un proceso de confluencia y de conmutación entre elementos expresivos de las descripciones artísticas de la pintura y de las formalidades sintetizadas de la gráfica quienes, no obstante la falta de tintas y otros insumos -como consecuencia del bloqueo económico-, lograron establecer la visualización de mensajes de excelentes cualidades artístico-comunicativas.
Una de esas aportaciones quedó expresada, en 1962 por Rafael Morante Boyerizo en el cartel Muerte al Invasor para el documental de Santiago Álvarez por la conmemoración del primer aniversario de la victoria revolucionaria en Playa Girón, antes la falta de papel y cartulina que imposibilitaba su impresión, de mutuo acuerdo con Eladio Rivadulla Martinez, adecuó su diseño para que su reproducción en serigrafía se hiciera en hojas de periódicos viejos que obtuvo en los archivos del diario como resultado de ese procedimiento se logró que las imágenes reflejadas de los mercenaria, al ser impreso, quedaron simulando muñecos de papel
Progresivamente en las representaciones pictóricas de carteles políticos contra las agresiones de Estados Unidos a Cuba la silueta del Tío Sam, devino en imagen símbolo. Vestuarios y telas de paracaídas teñidas de camuflajes aludieron a las fuerzas mercenarias, en evocación a la derrota de la invasión por Playa Girón. Fusiles y armas convencionales empuñadas en colocación defensiva por milicianos y soldados representan el resguardo de la Patria, gusanos aplastados y comprimidos por puños y otros elementos simbólicos -como se aludió en el emblemático cartel del Equipo Técnico de la COR “9 Aniversario. 26 de Julio- se simbolizaron el debilitamiento de la contrarrevolución interna en momento en que se le propinaban significativas derrotas a grupos de bandidos alzados en el Escambray y se trabajaba en la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC).
En el proceso de formulación del cartel de la Revolución Cubana, mostrado inicialmente en dos principales compatibilidades gráficas: político y cultural, progresivamente se fueron asumiendo novedosos elementos gráficos portadores de excelentes valores artísticos.
En los de contenidos político-social, como el realizado, en 1963, para el 2do Aniversario de la derrota imperialista en Playa Girón los integrantes del Equipo Técnico de la COR lograron eliminar insuficiencias e igualar creaciones estético-comunicativa al nivel de los culturales y lograr la formación de un cartel de nuevo tipo, que como vehículo de comunicación, de expresión artística de la obra revolucionaria, se caracterizara por orientar y movilizar al pueblo para participar en las tareas revolucionarias, exhortar a los cubanos a defender su Patria y su Revolución, reforzar la conciencia y las convicciones revolucionarias, contribuir a la formación de una conciencia colectiva, de espíritu de lucha y de solidaridad internacional.
*Investigador de la Memoria Histórica del Cartel Cubano
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