http://mtvo-bcn.blogspot.com.es/2014/06/barcelona-antigua6-06-2014.htmlHasta que se derribaron las murallas, el espacio actualmente ocupado por la plaza era una explanada a las afueras de la ciudad situada justo enfrente de una de las puertas principales, desde donde salían caminos hacia las poblaciones de los alrededores. Esto convirtió el lugar en el emplazamiento ideal para situar mercados al aire libre, y lo convirtió en un punto importante de la vida de la ciudad.
El plan urbanístico de Cerdá no incluía ninguna plaza donde ahora hay la plaza de Cataluña, puesto que según su plan el barrio gótico, igual que los otros núcleos de antiguas poblaciones del llano de Barcelona, quedaban relegados a barrios periféricos, mientras que el nuevo centro debía ser un lugar céntrico y bien comunicado, como por ejemplo la plaza de las Glorias Catalanas, que Cerdà diseñó con la voluntad de ser el nuevo epicentro, justo en el cruce de las principales vías de la ciudad, la avenida Diagonal, la Gran Vía de las Cortes Catalanas y la avenida Meridiana.A diferencia del plan Cerdà, el Plan Rovira de 1859, el preferido por el Ayuntamiento y la burguesía de la ciudad, sí que preveía una gran plaza en este punto. La inercia del uso que se daba a este espacio, combinada con el hecho de que el que debía convertirse en la plaza de las Glorias Catalanas solo era un descampado alejado de toda construcción, hicieron que la ciudad ocupara el solar de la plaza de Cataluña, que teóricamente debía ser edificable, con cafés, teatros y barracas de feriantes.
En 1862 el Ayuntamiento pidió que se comenzase urbanizar como plaza, pero el permiso oficial no fue concedido hasta el año 1889, con motivo de la Exposición Universal de 1888, cuando se convocó un concurso que ganó Pere Falqués. En 1892 fueron expropiados los terrenos, casas, y otras construcciones que se habían ido construyendo en medio del espacio que se había formado por el derribo de las murallas en 1858, un espacio que ya era conocido como la plaza de Cataluña.
Monumento a Francesc Macià (1991), de Josep Maria Subirachs, plaza de Cataluña de Barcelona. El pedestal representa la historia de Cataluña, mientras que la escalera invertida e inacabada simboliza el futuro del país, que se va construyendo día a día, peldaño a peldaño.
La primera etapa de urbanización (dos grandes vías en forma de aspa y una plaza circular en su punto de intersección) se inició en 1902. La segunda etapa se inició con motivo de la Exposición Internacional de 1929: el primer proyecto, de 1923, fue de Josep Puig i Cadafalch, pero se paralizó por las obras del metro entre 1924-1926 y definitivamente con la instauración de la dictadura de Primo de Rivera; fue sustituido por Francesc Nebot, que elaboró un proyecto prácticamente idéntico al de Puig, sustituyendo el obelisco previsto por el arquitecto modernista por un templete con columnata que finalmente no se llevó a término, motivo por el que Nebot dimitió, siendo sustituido por Joaquim Llansó, Josep Cabestany y Nicolau Maria Rubió i Tudurí. La plaza fue inaugurada por Alfonso XIII el 2 de noviembre de 1927.