Esta visita da comienzo en el sótano, que es donde estaba ubicada la cocina, para luego ir subiendo a las demás plantas y estancias, entre las que se cuentan el recibidor, las diferentes habitaciones y la sala de juegos de los niños. Una curiosidad sobre estos últimos que uno aprende en esta visita es que, en aquella época, y cuando eran pequeños, se les disfrazaba de niñas. La razón era muy simple: Por aquel entonces era bastante común el secuestro de niños, los cuales eran utilizados en fábricas o como deshollinadores. Para evitar esto en la medida de lo posible, las familias los disfrazaban de niñas durante un tiempo. Desde luego, la táctica era ingeniosa. Desconozco si secuestraban a todos los niños que pudiesen y a ver si acertaban y eran varones, aunque la verdad es que no me extrañaría que lo hicieran.
Otra de las curiosidades que uno puede encontrarse en este lugar es una máquina para ejercitar los músculos de las piernas de los hombres para cuando éstos no pudiesen salir a montar, y es que los caballos es una de las principales pasiones de los irlandeses. De sus establos han salido algunos de los mejores purasangres de Europa y posiblemente del mundo. También era común, al menos en aquellos tiempos, el montar a caballo, pero, desgraciadamente, no siempre podían salir a montar. De ahí a que tuviesen este curioso aparato.
En cuanto al precio de la entrada, ésta es relativamente elevada, unos seis euros, pero vale la pena gastárselos, siempre y cuando te interese la historia. Por otro lado, para aquellos que les encante la fotografía, aquí no está permitido hacer, por lo que se quedarán con las ganas, aunque siempre podéis entrar a internet :)