nook architects ha reformado una vivienda en el barrio de Poble Sec de Barcelona teniendo en cuenta dos premisas fundamentales a la hora de desarrollar el proyecto: adaptarse a las costumbres y la personalidad de su propietaria para crear un espacio que encaje en su forma de vivir, y afrontar la geometría original de la vivienda, un largo rectángulo muy compartimentado de tan sólo 3 metros de ancho en casi todo su desarrollo, por 19 metros de largo.
El Poble Sec es un popular barrio barcelonés, situado entre la montaña de Montjuïc y la mítica avenida del Paral.lel, que lo separa del barrio del Raval o ‘barrio chino’. Es conocido por sus callejuelas y por haber sido la cuna de cantautores como Joan Manel Serrat o Jaume Sisa. Después de años de considerarse un barrio sin encanto, está renaciendo como nueva zona joven de lo más cool.
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Generando desde el comienzo una rutina de trabajo en equipo para modificar “a gusto del usuario” el apartamento, se empezó a organizar el espacio a partir de la cocina, para la propietaria el corazón de su casa.
A un lado de ella se ubicó el salón, con salida a la terraza, y en el otro extremo del piso la zona más privada: dormitorio y estudio. En medio se han emplazado el baño y una habitación secundaria.
Para conseguir atenuar la sensación de gran profundidad de la vivienda, se han tratado los pavimentos a modo de franjas, disponiendo los más resistentes en la cocina, baño y estudio, y combinando en el resto maderas para interior y exterior.
Se potenció la transición de las franjas utilizando pavimentos muy vistosos proporcionados por la dueña del piso: en la cocina se colocó un mosaico hidráulico de dibujo geométrico, en el estudio un suelo de motivos florales, y un damero para el baño.
La terraza estaba ubicada en uno de los extremos del inmueble, en muy mal estado, elevada respecto del nivel de la vivienda y su acceso se ralizaba por medio de una pequeña puerta ciega, nook architects se planteó un doble objetivo; subsanar la deficiente conexión actual desde el salón y convertirla en una fuente de luz para que se usara durante todo el año. La solución escogida fue abrir un gran hueco en la fachada y disponer un banco que integrara los escalones del desnivel, que a la vez son cajones-estantería para guardar libros. El suelo de la terraza entra al interior de la vivienda a través de esta bancada, de manera que los espacios se prolongan y se diluye la clásica división interior-exterior.
Durante el diálogo con la propietaria surgieron detalles que afinaron el ajuste del apartamento con su estilo de vida, como la recuperación del techo original o la elección de ventanas de guillotina en la cocina. Grandes y pequeñas decisiones que poco a poco fueron armando la base de un apartamento todavía por completar.
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Como explican desde el estudio, “De este modo afrontamos la intervención de Casa Sal. Entendimos que al acabar nuestra intervención empezaba la auténtica vida de la vivienda, moldeándose al compás de las necesidades de su propietaria, en lugar de imponerse con una arquitectura ensimismada y ajena a los verdaderos condicionantes y requerimientos particulares”.